martes, agosto 29, 2006

Mi humana no cae de pie


Arrrrr… me dijeron allá en el bosque que pidiera permiso de la editorial para contarlo. Con mucha pero mucha pena me lo dieron.

Ella dice que todo es porque anoche le dio insomnio, y le dio mucha ansiedad de que esté volviendo otra vez, que se sienta cómodo y pretenda meterse de nuevo en su cama.

Dice que anoche vino feliz de sus posturas y de las risas de ella - La Maestra. Y que todo tenía sabor a dulce hasta que habló con ella - Tiro Loco y otra vez regresó a ese lugar donde siempre acaba preguntándose qué es la amistad si no es alegre cuando una recupera la capacidad de ilusionarse y jugar de nuevo con lo posible y con lo absurdo.

Dice también que le duele muchísimo saber lo de ese amigo de años, de años como los años de un niño que ya sabe escribir y leer y va a la escuela, ese amigo que casi siempre ha estado allá, lejos de donde ella siempre respira, pero cerca donde no nos hace falta el oxígeno para existir. Que no sabe como decirle que por favor sea valiente venga lo que venga, tan solo por sus tres hermosos y porque aquí, donde somos sin oxígeno no nos acabamos tan fácil. Que sea valiente, pero que también llore, porque a los valientes también les sale agua por los ojos.

Dice que no ayudó que el vecino se agarrara del chongo con la novia a las dos de la mañana, con portazos y todo. Y que por eso tuvo que tomarse una menta y un tecito de tilo para ver si dormía.

Yo, nada más estoy segura de que sencillamente es muy torpe (y no solo para flirtear). Torpe, muy torpe para moverse. El colmo es que no sabe caer de pie.

Esta mañana, la humana que a diario me alimenta, la que me pone bolitas cada vez que yo digo miau (bien entrenada que la tengo), trató de apagar la alarma que la levanta temprano, muy temprano todos los martes y se cayó de la cama.

Y cayó sentada.

¿Qué como se cae alguien de una cama que le queda grande?
Insisto, es torpe. Yo la vi de reojo, y no me perdí un detalle, desde allá arriba en la comodidad de su cama. Y es inconcebible bajo cualquier punto de vista ¡Baaaahhh! ¿¿¡Tanto hacer yoga para caer de nalgas apenas cuando va saliendo el sol!!!??? Que alguien le aclare que ese NO es el saludo al sol.

Si será torpe mi humana.

A mí en cambio me han hecho la prueba tantas veces. No se cansan de hacérmela. Ni yo de probar que por muy por los aires que me lancen, siempre, siempre, siempre, seré el bicho más agil de las humaredas. Seré la que le enseñe con el ejemplo que la vida es más fácil si uno sabe caer de pie.

He dicho.Arrrrrrr.
(miau)

PD: Este post lo publiqué yo, Pinky en tus ojos, es mentira que lo escribió ella. Es solo que soy nueva en la bloggosfera gatuna y no se cambiar el nombre de quien escribe.


sábado, agosto 26, 2006

El fin de la sequía o el regreso de la estrategia un día a la semana



Es oficial, ese día de la semana se pone interesante. Y yo de repente me siento más o menos así


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No he usado hasta ahora ninguna estrategia. Tengo muchas dudas de que aquella tarea finalmente se concrete por aquí. Ya como dije antes que NO sé flirtear. Y es probable que necesite con urgencia algunos consejos (de cómo una vaca se sacude los moscones, todos menos uno, con el rabo). O mis señales de humo van a ser un enorme fracaso. Según Cianuro, he llevado a este otro lugar todas las ferormonas que allá, donde uds saben, nadie nota… y si las nota no se atreve...porque bueno… allá es allá.

Ando con este cierto ‘susto’ o sensación de 'jeneséquá' que me hace arrugar la nariz… Sé perfectamente esto tiene mucho de lo que se necesita para terminar en una de estas historias de pasmadosjamasbesados S.A de las que hablaba hace unos meses. (Es posible que mi ‘gran’ estrategia tenga todo lo que se necesita para que las historias terminen así).

De momento la única estrategia será la misma que en aquellos tiempos en los que yours trully solía ser vista por los pasillos al fondo de la escuela, con unos jeans muy llenos de barro y esmaltes o en camino a estarlo, una camiseta protegiendo la camiseta de abajo, un delantal, lleno de cuanta sustancia pastosa se le hubiera untado en los talleres y unos zapatos igualmente muy sucios, o en camino a estarlo. Si había que ir a la soda o a las aulas del otro lado a comprar comida o calentar el almuerzo, era posible que me quitara el delantal, la segunda camiseta y me lavara las manos, pero en caso de un día de aquellos de llenazo, pues ni para qué... regresábamos tal cual al taller y ahí comíamos en medio de las pelotas de barro... total, que ya de por sí respirábamos partículas de barro en el aire, y si por accidente comimos un poco de arcilla (agua con tierra) asumamos que fue como los chiquitos que comen tierra a falta de algunos nutrientes...

No porque ocupara los créditos si no porque es un curso abierto a estudiantes de otros énfasis que se da algo así como cada muerte de obispo, matriculé Introducción a la Fotografía ese semestre, el penúltimo de la carrera. Por regla general los cursos de foto son solo para los de gráficas, entonces, con toda la curiosidad del caso, alimentada por 5 años de ver gente salir encandilada del cuarto oscuro a ver los negativos, las pruebas de contraste y las fotos finales, llegué limpia y sonriente a la primera clase (por ser la primera, el jeans estaba limpio todavía). Solo que así permanecí durante todos los jueves siguientes... limpia y esta sonrisa de oreja a oreja.

En el horizonte de prospectos de esta artista a punto de graduarse, cuando vivía metida en un aula muy parecida aun gallinero (lleno de mujeres y con este contínuo cloclocloclocluuuuaaaaaaa de risas y aleteos por 12 horas diarias), se aparecía un nuevo creaturo, nuevito todo él. Cumplía con ‘todos’ los requisitos del momento (se verá que en realidad no había ninguno): Un tipo llegando a los 30’s, que en lo que ahora supongo habrá sido una crisis de melancolía, decidió hacer espacio en su agenda para retomar sus estudios de artes (los de su otra carrera permanecían en el abandono). Tenía lo que nosotros los artistas zaguatones (o acaso acomplejados) llamamos ‘pedigree’: una familia de artistas talentosos en diversas disciplinas, vilipendiados y aborrecidos por unos, admirados y reconocidos por otros. Así que desde el principio, hubo altas expectativas sobre el prospecto y sus genes creativos.

Muy pronto, cuando a las horas de clases hubo que agregar las horas de cuarto oscuro, aparecía no solo limpia, sonriente Y arreglada los jueves, sino que limpia, sonriente Y arreglada los miércoles. Aquel acicalamiento gatuno (al estilo ARRRRRRRRR... según yo y mi coqueteo avanzado) comenzó a ser obvio, para el asistente, para mis compañeras, para mi mamá, para el señor de la soda… hasta para Junior el -archiconocido- conserje de la escuela:

- ‘Ay Humo que bonita que se ve hoy con ese VESTIDO’

¡Vestidoooooooo!... Un vestido yo??? En aquellas épocas.... Síííí, yo comencé a aparecerme con vestidos, hasta con falditas... aquellas prendas tan incómodas para trabajar en el taller, se aparecían rigurosamente los miércoles y los jueves... hasta el labial se asomó por ahí... Tan evidente, tan tan tan evidente fue aquello, que hasta la profesora se dio cuenta y se lo preguntó a la amiga Tiro Loco con una discreta conversación extra clases :$

La estrategia se mantuvo. Logré fumigar a la Pinky Pretty del grupo, una pegoste, casada y que nada aportaba; dije que no había ampliadora para ella los miércoles porque había que reservarles dos a los estudiantes de énfasis. Tiro Loco se inventaba alguna excusa mala y salía por horas... Pero el pasmado de la historia era menso. Y con ganas. Preguntaba lo que fuera y yo explicaba con una paciencia y un compañerismo nunca vistos en mis 5 años de estudios. Salíamos casi a las 9, cuando ya Junior nos echaba, y ese día decidía que iba a llegar a mi casa tomando el bus de la Ruta de San Pedro porque ¿para qué atravesar los peligros de la U desde Bellas Artes hasta la parada de Sabanilla si por San Pedro tenía quien me acompañara a esperar el bus? Podía estar tronando, o diluviando, ahí iba yo muerta de frío, con minifalda en octubre. La mayor ganancia de mi estrategia (de enseñar las piernas) fue que el muy botado pasmadojamásbesado S.A. me invitó a una super cena 'romántica' desviándonos en la ruta a la parada del bus: un pedazo de pizza con coca cola al frente de Ingeniería (necio para proponer una birra en la calle… y yo bruta como para mencionarlo).

El pasmado aprendió donde encontrarme, así que llegaba primero al taller y luego nos íbamos para cuarto oscuro o para la clase. Cuando vio mis cosas (hablo de cosas de cerámica y obra artística) quedó encantado (no es para menos, eran hermosas). Compró varias de las que a mí más me gustaban... Guiñaba el ojo y decía, 'así las pongo en mi cuarto y cuando tenga una novia y la lleve se las enseño' (el chico seductor in progress).

Pero la historia acaba cuando de un momento a otro, el prospecto de besador comenzó a dar muchas muestras de idiotez. O que de tanto esperar lo empecé a ver sin idealismos. El semestre seguía y nada de nada. Me acercaba a ‘asesorar’ procedimientos y ni medio abracito en el cuarto oscuro... ni hablar de un beso... nada de nada. Y las bestialidades que decía iban in crescendo. En una de tantas conversaciones en la banquita del patio me dice: ‘-Ay es que vos sos de las que va a terminar estudiando y haciendo cosas afuera...’ Justo ese día le salgo yo con que me habían escogido para ir un mes al taller Xinia y Peter. Faltaban como 2 semanas para terminar el semestre. Y todo mi interés murió un viernes en una salida de Tragique, Pathetique & Co en la que apareció un besadorpuestoalcamino S.A. que no lo pensó dos veces para concretar el asunto.

El pasmado y yo dejamos de coincidir en cuarto oscuro, pero él igual llegaba a buscar y pedir consejos. Lo más pior fue ver sus fotos finales en la calificación del último día, yo que esperaba tanto... No tengo palabras para describir aquello (la misma autocensura que me hizo guardar ciertos post me lo impide, va y el periódico hace que se asome por aquí mi pasmado o su famila).

Para rematar se queda viendo mis fotos y pregunta ¿y eso? ¿cómo lo hiciste??? Es en la playa, es la foto de una sombra en la arena (que no estás viendo menso?!!!) Ay que buena idea fuiste a la playa y tomaste fotos, qué genial!!! Si, el fin de semana largo de octubre, me fui con Pathetique a Jacó (esa fue otra vez, no la que ya les conté) ¡Cómo no se me fue a ocurrir a mí esa idea!!!!!!!!!!! (y uno pensando que la creatividá le corría por las venas...)

Al día siguiente de eso yo me iba… y en aquellas tierras aparecieron otros besadorespuestosalcamino S.A. … Luego de meses de hacerle ojitos de ternero a medio morir a este pasmadojamásbesado S.A, finalmente yo cantaba que era invierno y llovían los besos...

miércoles, agosto 23, 2006

Sushi night for the three mammas





Así como andábamos, con el calendario al revés y la celebración traspapelada en medio de los trabajos y llamando a unas si el día nos alcanzó, esta humífera creatura convocó a la Humimother y a las Humitías Postizas, la tía Risa y la Tía Cálculos a una cena con el recién aprendido secreto del sushi. La Tía Lina también estaba invitada. Sabemos bien que ella tan vina se moría por venir a ver que era la cosa y cómo se hacía y como se comía. Pero así tenga que revolcarse de la curiosidad mientras nos pregunta y recibe solo respuestas parcas, tuvo que excusarse porque iba para la playa con sus amigotas la misma noche del viernes (sonido de ffffffffffiuhh me salvé!!).

Llega primero la tía Cálculos. Que siempre es la última en llegar… pero la Humimadre confiada en que tenía tiempo andaba entretenida comprando un quesito que no se necesitaba en el super, y su aporte vinílico a la celebración (se le había insistido en que no fuera necia y que no trajera nada… pero se entiende porqué en este hogar de Humo, donde humo fuego siempre cenizas quedan). La tía Risa vino a toda velocidad (la que permiten los buses) cruzando desde las lejanas y cálidas tierras del Oeste. Tan deprisa que una cuadra antes de llegar, bajando la cuesta se despapayó. Y cinco minutos después de llamar para notificarlo esta tocando el timbre.

Las tres han sido amigas de toda la vida. La Humimamá desde los tiempos del kinder había visto a la tía Cálculos, que siempre fue exuberante y revoltosa de personalidad (pero de un orden pitagórico tal… que ordena la refri alfabéticamente). Todas escriben con la misma letra que la maestra les enseñó a copiar hace 45 años. Todas, menos la tía Cálculos, que desde entonces la llenó de rabitos y colochos. A la tía Risa la conoce desde una vez que la Humiabuela invitó a la Risamamá a uno de sus famosos viajes a Tárcoles… en el que a los niños que iban bajo las cajas en la parte de atrás de un jeep los presentaban hasta que se bajaban y se podían ver las caras.

Son de las amigas que se han visto crecer. Que por unos años se dejaban de ver. Cuando no se han contado algo importante, era porque con solo de verse ya lo sabían. Son de las que nunca cuestionaron a la otra con preguntas incómodas que se hubieran interpretado como una violación a la privacidad. Ni siquiera de las decisiones más peligrosas. Son las dos que simplemente aparecieron ahí de visita cuando a la Tía Risa le hicieron una masectomía empezando los 80’s. Son las otras dos que nunca le han preguntado a la tía Cálculos si es cierto que le pesa saberse sin descendencia y con una reputación profesional impecable. Son las dos tías postizas que me atajaron hace un año cuando todo se cayó y pidieron perdón por no haber preguntado nunca nada. Son las tres mammas que son de azúcar… pero que aprendieron el hierro de aquellos días en que la Humiabuela fue profesora de todos.

En sus tiempos no había plata para comprar tarjetas o dijes de oro que dijeran amistad forever. Pero son las tres que parecen adolescentes de 50 años que cuando ven los divinos secretos de la ya-ya sisterhood se pelean por repartirse quien es quien y quien va a ser la viejita que ande jalando su tanque de oxígeno.

Y cuando están las tres, mi hermana y yo, callamos y reímos.

Que las historias de la mamá de tía Cálculos. Una viejita muy pero muy muy coqueta, que cada día camina menos pero que no sale del cuarto sin sus chapitas. Que tiene 20 llaveros escondidos en las bolsas de 15 sueters y pantalones diferentes, porque la viejilla mañosa está totalmente segura de que todos le quieren robar sus tesoros. Entonces usa esta dinámica (con noventa y tantos): 'A vos que te tengo confianza, te pido que me ayudés porque sé que no le vas a decir a nadie. En el ropero hay un suéter negro… pero no el cerrado, el de botones. En el bolsillo inferior derecho tiene una llave. Tomá la llave y vas a abrir la 4ta gavetita del mueble de la sala... Ahí hay dos llaveros.. pero cogé solo el de la tirita negra… el otro después te digo que abre. Con el de la tirita negra abrís la cajita, el baulito que está debajo de mi cama. Ahí hay una llavecita pequeña…' y cuando va por aquí la viejilla sigue sabiendo perfectamente qué llave abre qué, pero la hija ya olvidó que era lo que andaban buscando.

Que si no es un abuso como trabajó la tía Risa y como ahora pensionada tiene que viajar desde La Provence a las lejanas tierras del Oeste para cuidar a la nieta… pero ella dice que no es nada, que prefiere ayudar a ver a la hija contratando empleadas desconocidas, agresoras o niñeras de ninguna reputación como todas las que ella hizo pasar por sus hijas. O peor aún, recuerda con culpa (y cierta risa) lo que ella hacía allá en sus días de madre primeriza y asalariada. Se iba al trabajo y mandaba a su milagroso retoño de 3 meses con el chofer del bus que la acomodaba y la llevaba de Provence Dountoun a Provence The Suburbs donde la atajaba la abuela paterna en la última parada.

Que solitas, ellas 3, gritan y hacen más bulla que cualquiera de mis fiestas ‘multitudinarias’ y yo siento que en cualquier momento entre vino y vino va a bajar el vecino de arriba y los coreanos de al lado para tocar la puerta y preguntar si pienso alguna semana dejar de meter decenas de personas gritonas a la casa o hablar al nivel socialmente adecuado de decibeles. Que si Serrat ( y las tres babean), que la próstata, que si sus canciones cantadas por cubanos. Que si Raúl, que si Fidel, que si fue una colostomía como la del Humiabuelo.

Que con el sushi quedan encantadas (mucho danke por enseñarnos amiga en tierras escocesas). Pero todas comen con tenedor. Al cabo de mucho sushi les pica la curiosidad y empiezan a practicar… las dos tías logran llevarse un pedazo a la boca con todo y salsa de soya… Y la Humimother parece Humo cuando era niña y lloraba por su Chancho Rosa.. y se excusa como siempre, diciendo que ella es zurda y que los zurdos son torpes… y la Humisis le saca su mano que también es zurda y le explica desde su zurdez… y nada.



Hasta que finalmente les recuerda a las dos que todo fue culpa de la Niña Arbu. La Temible Niña Arbu se manifiesta casi cada vez que se reúnen. Era tan temible y abominable, que aunque era vecina, la tía Lina, que siempre fue ideática, prefería darle la vuelta a la cuadra con tal de no pagar el precio de caminar en una cómoda línea recta y toparse a la Niña Arbu meciéndose en el corredor. La niña Arbu… con cuya silla de ruedas se topó la tía Lina hace dos años en un asilo. Adulta, toda una ilustre pediatra, hasta pasada por Harvard, la Tía Lina casi sale corriendo del susto al ver escrito aquel nombre en el respaldo de la silla (si se quedó para ver.. fue solo por lo que ya sabemos… porque es una gran vina y no hubiera podido vivir con desaprovechado la oportunidad de contarle las arrugas a la Niña Arbu).

¿Qué fue aquello tan terrible que le hizo la Niña Arbu a mi mamá? Algo tan maquiavélico y temible como mi Chancho Rosa robado por Lej Policía… La Niña Arbu, que dibujaba precioso con sus tizas de colores en la pizarra, regañó a mi mamá cuando no supo copiar con precisión sus trazos y le dictó condena perpetua a cierto grado de torpeza motora fina porque era culpable de NO SABER DIBUJAR POLLITOS!!!!!

Entonces entiendo, porqué mi mamá casi llora de la emoción y el orgullo aquella vez a mis 6 años, cuando gané un super premio de preescolar con mi obra maestra:

Título: ‘Pollito’
Artista: Humo en tus ojos
Fecha: Oct 1983
Técnica: mixta, integración de materiales plásticos (cáscara de huevo picada, algodón y pintura muy amarilla en una obra de proporciones áureas)


… Ella que no sabía hacerlos, logró de algún modo vencer la genética y engendrar dos que podían dibujar pollitos de concurso….




A veces así es como se tienen que ir las noches de viernes. Entre risas, cálculos maquiavélicos, culpas añejas, recuerdos, asomos y secuelas del terrorismo pedagógico.

Y el cariño de seis manos de cincuenta y tantos, que con tal de probar que sí se puede y que no hay peor intento que el que nunca se hizo, no han dejado pasar un día sin batallar contra sus propias torpezas.




domingo, agosto 20, 2006

Lej Policía y el Chancho Rosa



¿Cuándo aprendimos lo que era estar tensos? ¿Cuál fue el primer episodio de consciente de estrés? ¿Cómo se sintió aquella primera vez que algo nos dio ansiedad? ¿Es cierto que fue en aquellos meses, cuando llegó el borrador de lápiz a la cartuchera??? El borrador venía con un intangible: la necedad de que todas las líneas deben estar bien trazadas… ¡Mentira!!! La vida está llena de líneas torcidas, y se dice que Dios –si existe- escribe recto en renglones torcidos.

Pensaba en aquella tarea de tercer grado que no me daba la gana hacer por puro berrinche, de cómo me obligaron y como odié aprenderme el ciclo del agua y como yo que era feliz dibujando, odié dibujar para esa tarea (fue la única de toda la escuela que me alborotó lo belicosa, ignoro porqué). Mucho antes, una vez (yo confieso ante ‘blog’ todopoderoso) me hice pis del susto en la clase… porque la ticher de inglés era temible y exigía que pidiéramos permiso para ir al baño en inglés. Yo, ni sabía decirlo bien, ni entendía como pronunciar esos sonidos… con costos le podía seguir el tren a la cancioncita, transcrita ahora sin faltas de ortografía:

“Heeeaaaaaaad, shoulders, knees and toes, knees and toes!!!”

Tiempos aquellos cuando uno estaba en el kinder… y todo era bueno… Y… y… mentira… ¡Mentira también!!! ¡Mentira! ¡Mentira! ¡Mentira todo! Mis primeros episodios (estas tres palabras originalmente iban en singular pero recordé, e irá entonces en plural) de estrés infantil consciente fueron en el kinder, cuando era muy tímida y llevaba desde el primer día la contabilidad de mis dos amiguitas, cuando era feliz todas las veces que podíamos pintar y jugar con las formitas en el ‘mantelito’ (cuando había que cantar no tanto, porque ya todos se sabían las canciones y yo no).

La Niña nos cambiaba constantemente los lugares en las mesitas para que nos conociéramos todos y fuéramos felices… ¿felices??? :S Hasta que llegó este día en que me tocó a mí lo que a ninguno le gustaba… sentarse en una mesa que no era un grupo… ¡era una parejaaaaa!!! Y nadie quería y todos refunfuñaban porque era aburrido y si te caía mal el de enfrente no había nada que hacer más que aguantártelo TODO el día (cuando todo el día tal vez duraba 3 horas). Entonces la elegida esos días fui yo…. Y quedé emparejada con Lej Policía.

Ahora, que algo puedo hablar de Pedagogía, creo que losétodo. Todotienesentido. La Niña le estaba metiendo un diez con hueco a Humo. Lej Policía era seguramente el mocoso más insoportable, el más insolente de la década. Un chiquito mimado de alcurnia con el que no hallaba que hacer –porque de fijo era de estos que la mamá piensa que son perfectos y que la inútil era la maestra, y en todo lado que lo pusiera daba lata, y lo ponía solo en el rincón y era peor, y si lo sentaba con un grupito de cinco se quintuplicaban las malacrianzas. Pero un día ¡le llegó la luz!!! ¡Eureka! ¡Eureka! Sentémoslo con Humo que es tan calladita y trabaja tan bien y todo le queda tan bonito!!!

Y ella tan feliz por una idea tan genial y yo tan triste que salía al recreo luego de merendar sin ganas… y la que era mi tercera amiguita empezaba a jugar conmigo de darnos las manos y dar vueltas en círculos hasta marearnos y caer mientras gritaba justo antes de soltarnos: ¡HUMO TIENE NOOOVIO HUMO TIENE NOOOVIOO! Y Humo regresaba del recreo con lágrimas en los ojos… Las mismas que le llevé a Humimamá a la casa cuando le conté que I., el hijito de 6 años de su jefa, había dicho que cuando fuera grande se quería casar conmigo!!! Y ella en vez de tomarme en serio mi drama infantil, mi angustia de verme en un matrimonio arreglado desde los cinco años, se reía pensando el absurdo de resolver con una boda cualquier tribulación económica futura. Si las bolas de cristal funcionaran, le habría dado un soponcio al ver esa familia en medio del escándalo que inaugura la historia del siglo XXI en país de las maravillas, habría salido corriendo a jalarle las orejas a I. por tener la lengua tan larga y a solicitarle a su sabia madre que le enseñara a I. a guardarse la majadería y no andar suelto anotando puntos para tener futuro de acosador.

Pero lo peor, lo más bochornoso, lo más aberrante de haber tenido que compartir mesitas con Lej Policía, ocurrió después de dos semanas de dedicarnos a pegar pedacitos de papel periódico a un globo inflado para hacer un chanchito, luego de que yo desplegara todo mi genio pictórico y mis virtudes técnicas para embarrar el mío con un rosado de total y absoluta belleza (sí… desde entonces hay una chica Pinky que vive en mí), el infame de Lej Policía se aprovechó (bien que lo debe traer en la genética, eso de sacar ventaja del prójimo) de un descuido de La Niña, que con 30 mocosos inquietos, sofocados por ver acabado su chancho, no distinguía las iniciales de ninguno, y osó confundir MI Chancho Rosa, con la porquería que le salía a Lej de sus manitas. Entonces yo que nunca hablaba, protesté, y dije: ‘Niña es que éste no es el mío. El mío es lindo. Éste esta horrible. Está manchado. Y vea, está chueco y torcido, y se le van a caer las patas, se desinfló por dentro y esta arrugado. El mío no estaba quedando así’.

Con 29 años estoy segurísima que ella lo sabía perfectamente, y queriendo darme mi primera lección de terrorismo pedagógico, una lección de vida espantosa, cruel y a largo plazo, se aguantó; aceptó la complicidad de la sonrisa sarcástica de Lej, pensó en la cara de amenaza que le podían poner los curas si otra vez había que llamar a los papás de Lej... esa gente tan importante, molestándose por un chancho de papel. Entró en modus operandi ‘desperate tichers’ y solo dijo: '¡Lej, apúrese que tiene que llevarse eso terminado HOY!!! ¡Humo, trabaje, termínelo! Se le estalló porque se descuidó y no lo hizo bien. Vea el de Lej que como va a quedar acabado pronto!!'

Y mis ojos abiertos, muy abiertos, incrédulos muy incrédulos, porque esa sería mi primera evidencia de que la justicia inmediata no existe cuando quien tiene que repartirla sigue las leyes del atropello y la conveniencia propia. Y Lej, sarcasmo y sonrisa: 'Vio Humo, ya le dijo La Niña, ud. se equivocó. Este es mí chancho :P'.

En el busito, que manejaba el abuelito del barrio, todos iban felices con sus chanchos de colores… y preguntaban porqué el mío se había desinflado… se veía tan raro mi chancho rosado con arrugas. MI chancho rosado que no era mío. Mi chancho arrugado también era rosa, porque Lej me había copiado, tenía mi inicial, que no era mía sino de Lej que habia pintado su inicial (que es la misma que la mía)… porque no sabía pintar flores tan bonitas como las mías. MI chancho rosa… con la inicial de mi nombre. Con la inicial que yo todavía no sabía hacer. Solo la podía reconocer y podía decir que estaba fea, manchada y torcida. Otro niño en el asiento de atrás entendió mi cara y mi actitud de niña con sus derechos abollados, me tocó el hombro y me dijo bajito: ‘A mí también me lo cambiaron’. (por lo menos… no fui la única víctima del terrorismo pedagógico del kinder).

La Humiabuela me recibió en su casa con el abrazo de todas las mañanas de kinder, y dijo, lo ella creía que tenía que decir siempre, que mi chancho era precioso. Y yo lloré y lloré sin poder decirle nada coherente. La Humimamá llegó de noche… y llorando y llorando les conté a las dos cómo me habían robado mi chancho rosa y en su lugar me habían dejado al desinflado cuyo único posible destino era el basurero de la cocina. Humimamá prometió ayudar a hacer otro… pero no era lo mismo… el globo era más pequeño, se desinflaba, no habia suficiente goma y en casa no tenía tanta pintura rosada. Mi Chancho Rosa, el Hermoso, terminó sus días en casa de la familia Policía, que seguro se sorprendío de los progresos en la concentración de Lej, que unos días después debe haberlo aplastado con toda la crueldad que le cabía.

Lej Policía creció y siguió en el colegio de curas hasta sus primeros años de adolescente. Se convirtió, como se espera de todo muchacho de alcurnia en colegio fino, en uno de los galanes de la generación. Siguió siendo un insolente que nunca desaprovechaba la oportunidad de presumirnos las tenis ultimo modelo que le compraban sus papis (o él mismo) en la Yunai y le arrancaba suspiros a todas las que se negaban a ver que debajo de ese rostro de perfil perfecto y eterna sonrisa sarcástica había un patancito de potencial dantesco. Con 13 años hacía fiestas privadas en su casa, sin papás ni hermanos mayores… a los que no íbamos nos llegaban todo tipo de rumores y chismes. Llegó un día en que para los curas 9 años con Lej Policía fueron suficientes… Para no dañar la dignidad de una buena familia, nos dijeron que había decidido ir a otro colegio que le gustaba más (de casualidad era uno que todos sabíamos que era más fácil, pero con más disciplina militar que la de los curas).

Ayer, allá donde respiramos, cantaba con la Sirena, con la gringa de misiones interesantes y ese que a veces nos visita sin decirnos ;) Y escuché una voz atrás de nosotros. La voz que se robó Mi Chancho Rosa salía de un cuerpo rechoncho y fofo para pedir una cerveza cruda. La voz vio mis ojos de humo, los reconoció e hizo lo que le dictan las leyes de etiqueta y protocolo a quien pertenece a una familia de tanta clase y distinción: devolver unos ojos que miran con displicencia, examinar de pies a cabeza el cuerpo que me aloja e ignorar cualquier pasado común.

Adentro de mis ojos de humo pensaba que de todos los lugares… ese era el más raro para encontrarlo tanto tiempo después, si al chancho con lo que le crían, y lo que cantábamos era justo lo que nunca fue, lo que no le dieron para crecer y todo lo que dudamos que sea hoy, algo no iba a calzar. Supongo que debe haber pagado por pagar, por pasar el rato donde sea, habrá bebido un par de cervezas en la barra mientras nosotros cantábamos la siguiente canción a todo galillo. Después de eso se esfumó como se esfuman estos fantasmas cuando se dan cuenta que su compañía es absurda allá donde respiramos y cantamos con los hermanos.

La siguiente canción era esta (que en vivo, con ellos dos, es un espectáculo).


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Pd: lo pensé mucho para subir la canción… porque el Perro siempre pide que no lo pirateen… pero bueno, yo compré el cd, así que espero me perdone el detalle. Si no, pues que se manifieste y lo conversamos! ;)
El price winning chanchito rosado superhéroe, me lo encontré aquí


lunes, agosto 14, 2006

Pequeño delirio erotómano de ojos negros… muy negros…



Tiene los ojos negros muy negros que ponen atención (como si mis Palabras fueran a llevarle algo de luz). Una Muy Mujer sin Miedos diría que es un guapísimo con esos ojos oscuros muy oscuros. Y las cejas intensas, como intensa es esa sensación de desarraigo que trataba de describir con unos argumentos que comenzaron allá Adentro y terminan allá Afuera donde nadie es nada. Lejos, muy muy lejos donde nunca ha estado. Lejos donde no puede llegar mientras su nombre le augure un laberinto infinito de negaciones para moverse. Lejos donde nacen esas fotografías espantosas con cuerpitos niños mutilados que nos llegan allá donde respiramos. ¿Nos llegan realmente? ¿O será que solo las miramos con ojos algo tristes mientras el mismo cuerpo dueño de esos mismos ojos se lleva plácidamente otra cosa que masticar a la boca cuando ese cuerpo ya se alimentó y solo responde al deseo perverso de acaparar más comida que no necesita?

Yo, que no pretendo hacer nada con esas sensaciones, haciendo de tripas corazón disertaré un par de semanas más sobre la identidad… jugando a ser la de voz esmeraldatriz. Encarando lo estúpido, bailando la payasa con el absurdo y el cliché, me toca disertarle de crisis de identidad. Hablar de nuestra ‘supuesta’ nada a quien no tiene una ‘supuesta’ nada. Tiene una Gran Nada que llena con las historias de sus abuelos y sus padres, con las lágrimas de su mamá cuando ve las noticias del miedo, y con los horrores de las bombas que caen mientras él –‘por dicha’ dice… como si de verdad fuera uno más de nosotros- puede respirar allá, Adentro. Su Gran Nada está llena de cosas, tan llena de deseos y suspiros contenidos que yo digo que es más plena que cualquiera de nuestras suposiciones.

Su Gran Nada no es teoría. Es de un vacío infinito (contradictorio y lleno de cosas importantes). Es hermanita de aquel miedo que nos vino a visitar en el post anterior (quiero mis dientes de lobo para poder masticarla).

Quizás debí llamarlo de otro modo.

"O de mis crisis de autoridá" (urgen esos dientes afilados de bestia). De cuando un día escriba algún numerito y le ponga la firma, en nombre de la ciencia y la objetividad … de mis ojos que no son tan negros…

Tan Negros.


Nota: Para quienes lo ignoren, según Wikipedia la erotomanía es esto.
Y para los que quieran un ejemplo más visual, o cinéfilo, recomiendo ver He loves me... He loves me not (2002), donde la erotomanía fue la causa de la institucionalización de Angélique (Audrey Tatou).
Y si la vieran, no vayan a asustarse... que todavía no estoy tan chocha!
(¡Por algo dije que era pequeño!!)

Nada más... bueno sí.

Esto más cantaría yo.


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post post post data: Para iluminar el entendimiento de mis 4 lectores (o de mis 4 lectores que se manifiestan confusos con un post encriptado, porque si hay más, no se han manifestado visiblemente allá donde respiro)... les recomiendo darse la vuelta por aquí (si pudieran ir
cualquier día de estos, literalmente a darse la vuelta... mejor)

post scriptum para los lectores viejos... por razones luegamente entendibles desabilité ese link...

jueves, agosto 10, 2006

Los dientes, el muuu, y el miedo in-muuuu-ndo



Esta otra que ya no es La Ticher si no La Maestra, habla de la dicha de ser sabio. Que no es para saber más que otros, si no para usarla en construir la sensatez. Habla del miedo y de cuánto nos creemos que todo lo hacen los ‘otros’ por el placer morboso de hacernos daño. Del egocentrismo de creer que los demás actúan porque sus vidas giran alrededor de la nuestra. De que se trata de estrategias de sobrevivencia que se diseña la gente. De la sumatoria de acciones congruentes e incongruentes que se alimentan de temores grandes y pequeños.

Ella hablaba. Y yo me acordé de su estrategia… aquella de ir fabricando una herida tras otra, una mentira tras otra porque si no se muere de lo poquito que se soporta. Y aunque me de lástima y lo mire con ojos patéticos, aun no se desvanece la rabia. No todo es compasivo en este corazón.

Porque hay algo que aún no escupo. Como cuando uno está enfermo, pero feliz porque ya casi se cura, aun sabiendo que para curarse hay que vomitar una vez más. O tal vez esto que aún está conmigo se parece más a llevar por dentro los tormentos y los alaridos de un bebé cuando le van a salir los primeros dientes.

Y a la vez siguiente ella La Maestra habla más. Otra vez el miedo y como allá donde respiramos lo único que viene seguro es La Muerte que observa cada minuto… y uno que pone a funcionar su fabriquita de ansiedades mientras ella La Muerte sonríe con los dientes muy blancos y afilados de una bestia de pesadillas (cuando sea grande, yo no quiero ser una bestia horrible, pero sí quiero que mis dientes sean como esos).

Sigo intentando pararme de cabeza sin la pared, pero ella (ella La Pared, o ella La Maestra) es aún quien me sostiene mientras yo sin dientes mastico y aúllo el miedo de no saber hacerlo bien. Y ella La Maestra ríe y nos cuenta de las miles de veces y las miles de formas en que cayó aparatosamente.

Cuando ya el sol está muy nacido, contesto con voz adormilada, y escucho sin saber como encontrar Las Palabras. Porque a este miedo hay que agarrarlo de las orejas. Porque a este miedo lo tenemos que conversar. Este miedo no está pintado en la distancia. Este miedo no es teoría. Este miedo es de verdad, y no se espanta con un coletazo de vaca que dice muuu para quitarse las moscas.

Este miedo in-muuuuuu-ndo, que ninguna invitó, se sentó con nosotras desde aquella primera noche. Y entre las tres, y todo aquel que sepa trazar líneas le vamos a dibujar un mapa, a ver si así lo escoltamos a la mierda, donde debe permanecer.

Los que quieran que discrepen… pero para mi el miedo es lo que acabo de decir. Un desecho. Y los desechos, o se entierran o se reciclan. Dejarlos ahí, es dar permiso para que se acumulen y se vuelvan un estorbo para vivir… allá donde respiramos… allá donde todos queremos vivir sin miedos… allá donde voy a tener dientes que a lo mejor son blancos y afilados…

miércoles, agosto 02, 2006

Vale por un recolectando



Ayer se veían por las calles del mundo, muchos, muchos pies desplazándose de A a B. Muchos, muchos pies que se supone, se iban moviendo con la misma fe que mueve montañas. Y yo que nunca he dado todos esos pasos, porque mi fe me la como diferente me preguntaba: ¿¿será la misma???…

Vi gente y gente y gente y gente… y veía gente cada vez que salía a la calle… y vi cada cosa de antología, que por eso la traigo.

Hay alguien que dice que yo soy una mujer de fe. Hay por aquí, adentro de mí, una mujer que prefiere no serlo, si fe significa cosas como:

Un caminante, que no se bastó con el trabajo de dar miles de pasos para llegar hasta allá. Los dio todos cargando una cruz. Y no me refiero a las cruces simbólicas que todos cargamos por la vida (¡¡Ayyy! ¡Ah la vida!!!!)… esta era una cruz de verdá, más grande que él, con dos palos grandes, clavos y todos los kilos que tuviera que tener, que en el camino se hicieron cada vez más y más pesados.

Una mujer caminante… que no se bastó a sí misma en su promesa. Dio sus miles de pasos, y se hizo acompañar de un niño en medias que ya muy adolorido se apoyaba en un palo con cara de crucificado (lo ‘vide’ yo con mis propios ojos, que hicieron ¡Plop! como los de Condorito)… y luego me entró la duda… el episodio bien daría para un caso de abuso infantil.

Cuando media hora de avanzar a 5 km por hora fue suficiente, me fui con mi fe por otro camino… que a mediodía regalaba un paisaje lindo, lindo, lindísimo. Solo hizo falta tener un sanguchito, una manzanita y un mantel a cuadros, detenerme en un potrero, cortar flores silvestres con una elevada dosis de romanticismo mientras pensaba lo que iba pensando…

Que qué suerte que todavía, si uno sabe dónde tomar el desvío, existen rutas alternas para los que tienen una opción de fe que se interpreta, se mastica y sabe diferente…