lunes, julio 21, 2008

Comodín


Todo tiene un paisaje nuevo, donde ir hacia allá ya no es ir a la casa, es ir de visita. Ir para allá ya no es paseo, es la vida. Hay un montón de fragmentos que se me quedaron perdidos en estos tres meses, pero de pronto parece que lo imposible toma formas reales. No más La Gordis, no mas modificaciones burocráticas, no más pasos adolescentes en el piso de arriba, el comodín es mío y las reglas del nuevo juego también.

A veces un destino geográfico es el mejor regalo de todos, sobretodo si se trata de encontrarse con lados de un yo que se durmieron porque La Provence era no solo provenzal, sino absorbente y aburrida.

Si me lo hubieran dicho, no me hubiera creído que era posible devolverme al punto del círculo en el que las posibilidades comenzaron, solo que los colores del fondo del círculo me gustan mucho más ahora.

Reconozco que el permiso para la locura a veces me da dolor de estómago luego de tenerlo todo tan estructurado, y a la vez me reconozco mucho más cuando me veo al espejo con la ropa que me pongo estos días.



La carta vino de aquí

1 comentario:

Sirena dijo...

Dichosa... yo a veces siento que voy en el proceso inverso... pero debe ser por el miedo.