Nota mental sobre mi lectura y la agonía
Desde que llegué, me dijeron que mejor me apuraba... no vaya a ser que en cualquier momento nos llamen y tengamos que salir corriendo al aeropuerto, a dejarlas a uds dos y a montarnos en ese mismo avión. Hasta hoy, no han habido llamadas alarmantes, a pesar de que en una casi me matan de susto y que tuerzo los ojos cada vez que la tía M. responde la primera frase con un elocuente ¡No te lo puedo creer! Es por eso que por varios días me entregué (casi irresponsablemente) al consumo que ofrece esta ciudad que cada vez que vengo tiene más y más torres de cemento. Si me detuve fue porque el Inge llamó para darme el reporte de la cuestión humimovilística; básicamente, el mecánico la cagó -diz que se equivocó-y cambió los compensadores de atrás (que según su propio diagnóstico aguantaban unos meses más). Así que ahora (inserte aquí voz hilarante de Humo que grita ¡YUPIIII!!!) habrá que cambiarlos todos. ¿Qué dicen??? ¿Me hago la loca y de todos modos me compro mi super cámara digital, tomo muchas fotos y que alguien que me lleve todos los días a La Provence? Con lo que me sobre puedo comprar una patineta con motor... Sí, sí, blabla... la sensatez... etc etc etc. Si hay algo alegre en todo esto es que ahora con mi nuevo DVD puedo suscribirme a video Don Gui (pídanme, sugiéranme cualquier película rara, si él no la tiene, él y su séquito, que en la piratería todo lo puede, me la consigue).
El asunto de esta nueva nota para mi serie, es que también he tenido tiempo de cacharle un libro a la Humisis, y hace varios días leí algo a lo que regreso cada vez que abro el libro. Se lo conté, y me respondió que las mejores partes son aquellas en las que hablan las cosas... porque es un libro lleno de voces.
Yo, el perro"Soy un perro, y vosotros que no sois creaturas tan racionales como yo, os estáis diciendo que los perros no hablan. Pero, por otro lado, dais la impresión de creer en cuentos donde los muertos hablan y los héroes usan palabras que jamás usarían. Los perros hablan, pero sólo para el que sabe escucharlos."
...mmm... creo que prefiero conversar con un perro que con un muerto... se me hace menos extraño... más... ¿normal???
Los mismos que damos la impresión de creer en cuentos donde los muertos hablan y los héroes dicen lo que nunca aprendieron a decir, nos llamamos a contarnos que ya todo el barrio lo sabe, que la vecina del al lado lo escuchó quejarse toda la noche llamando a María, que está bien muerta y enterrada.
Unos especulan que ella es de los que viene por él y que solo así se va a dejar ir.
Yo no especulo como los unos. Pero si quiero especular que ella, donde quiera que esté, lo está tanto mejor que mientras estuvo con él, cargando estoicamente su vagancia; que no tiene porqué contestarle ni venir por él, que es ahora un espíritu más libre.
A veces los unos me miran, como buscando conocer lo que pienso. No se los digo en voz alta, porque intuyo que ya lo saben, que no les gusta, y que quisieran verme convertida al 'unismo'. Prefiero regalar cualquier tipo de atadura a ideas que no son mías. Las respeto, pero es que no son mías, no las engendré yo y no quiero cargar con ellas. Si yo me fui a despedir fue por razones humanitarias. No fui por cariño, y tengo claro que el amor y la sangre no son un combo que se pide cualquier día la ventanilla de un restaurant de comida rápida (deben ser más bien una cosa muy insólita y 'gurmet').
En mis ojos de Humo hoy se lee bien clarito que cuando me toque estar donde están los unos, no pretendo aportar, no pretendo ir y sobretodo no pretendo sentir culpas vendidas y ajenas.
...A ver si no viene mi propia lengua a buscarme cuando me toque estar en el lugar donde ahora él agoniza, sin tener que llamar para que vengan los muertos por mi.
Yo quiero aprender a dejarme ir.
Sin remordimientos,
sin importunar,
sin incomodar a nadie,
sin incomodarme a mí misma.
Y sin tanta irresponsabilidad.
¿Será que es mucho pedirme?
Lo olvidaba... el libro: 'Me llamo Rojo' de Orhan Pamuk