miércoles, noviembre 29, 2006

El emblema del sindicato



La Bru, ha dicho con desprecio, pero bajo su siempre impecable actuación de mujer bohemia, ultrasimpática, que quisiera haber tenido la belleza y la suerte de alguna actriz de la Belle Epoque, que su servilleta es una díscola. Viendo mi cara, con ese disimulo símpático y especial para hacer sentir a cualquiera un idiota por atreverse a tener un vocabulario tan básico y poco dominical, pregunta:

-¿Sabés que es un díscolo verdad?
-Pues no. Sé que he escuchado la palabra, creo que alude a la juventud, pero ignoro a qué se refiere. Tenga la bondad de decirme qué quiere decir díscola.
Sonrisa muy sarcástica:
-Un díscolo es aquel que no se somete a ninguna regla o normativa. O sea, una como vos. Jiji. A mí también me lo decían en mi casa cuando era joven. Como vos.

Como estábamos en la oficina de La Gordis yo cumplí con entregarles mis actas firmadas, regresé a mis aposentos y no pude poner otra cara que no fuera la de vieja p__a, sos un ente pérfido y abominable; y si fuera por mí deberías ir a las hogueras de Torquemada… Y cerré mi puerta para consultar la versión virtual de la RAE (yo que por díscola no uso esos diccionarios 'anticuados', impresos en papel), que dice:

díscolo, la.

(Del lat. dyscŏlus, y este del gr. δύσκολος).

1. adj. Desobediente, que no se comporta con docilidad. U. t. c. s.


Pero no le bastó con quedarse ahí. Abro la puerta. La brujez sigue cuando habla de sus planes de hacer alguna maestría y el Serafín bailando muy alegre a su alrededor le cuenta que la Mancuerna Siniestra (Sapa de Oro+Humo) está haciendo respectivamente un doctorado y matrícula para iniciar una maestría el otro año.

La Bru, pega un brinco (yo desde mi cabeza de mula indócil opino que la chimazón tiene que ver con la relación entre grado académico y edad de la mancuerna siniestra vs grado académico y edad de La Bru) y pregunta intrigante, ¿y eso donde lo vas a hacer??? ¿En mi Facultad?

Yo procedo con todas las aclaraciones del caso (o gasto saliva en ella).

Y lo único que me puede decir es:

-Pues que Dios te acompañe. Eso debe ser complicadísimo.
Aunque claro, tu discolez te debe ayudar para eso.


Omito decirle que no creo en ese Dios, pero le aclaro que he sido bendecida con muchas cosas. Y que el rendimiento académico nunca ha sido mi problema. Y nuevamente le deseo la hoguera.

Pero lo bonito de todo esto es que allá en la Provence algunos hemos formado un sindicato paralelo… y en los mares de nuestra complicidad, nos reímos toneladas de a tres (la mancuerna siniestra + el Tripa Seca) escondidos detrás de la ventana del Che, y luego de a cinco, pillados por don Gui, que pidiósaberlotodoYA, y al que le dimos una mebresía honoraria que compartirá con el Serafín.

Están tod@s bienvenidos a dar aportes para el manifiesto de la desobediencia y las fuerzas rebeldes del Sindicato de la discolez. Este será el emblema de nuestras oficinas:







LANDIA

domingo, noviembre 26, 2006

Palabras para explicar lo inexplicable




A veces escucho cosas que tardan días en terminar asombrarme. Sé que aunque no tenga mucha fe, hay días extraordinaros en los que una frase dicha con malicia explica todo lo imposible. Y de repente hay una explicación que sirve para cumplir los sueños más extravagantes.

Caminaba con los M&M's de bajada al río, en una finca a la que llegamos convocados por Ella-La Maestra, para ver las piletas donde no íbamos a bañarnos. Mi amigo M., se dio por invocado un poco por la fuerza de su esposa M., por la pereza de usar otro domingo en acomodar el nuevo apartamento, y porque en el fondo lo mataba la curiosidad y la gana de confirmar si era posible satisfacer su estomaguito con un almuerzo de puros platos vegetarianos.

Como él es ingeniero, aunque viva con una artista; vive aterrizado en el mundo de los hechos físicos. Cada cierto tiempo nosotras lo olvidamos, pero él es de los que se encarga de recordarnos que vivimos en un mundo con consecuencias: acción- reacción. M. jura que es tímido y no quiso que nos fuéramos en el bus con todos los demás porque no conocía a nadie. Para cuando bajamos a ver el río ya se había hecho famoso y feliz en el paseo (la dueña de la finca le vio la pinta de buen cocinero y le encargó encender la parrilla para los pinchos vegetarianos). A la mitad del camino la bajada muy bajada empezó a preocuparle, no porque dudara del paisaje que ponía el último punto, sino por la subida. Así que como todo hombre prudente que es, al cabo del tiempo necesario para estar, ver, respirar y antes del aguacero propició el retorno.

De vuelta entre una y otra foto, entre un paso y el siguiente, se fue quedando atrás, hasta que en una vuelta se quedó conversando (él, que tiene un problema de timidez) con un señor viejito que debe tener todos los años del mundo de cuidar la finca y que aprovechó la vuelta plana para descansar y tomar impulso. Por la conversada de pasos lentos nos alcanzaron arriba 10 o 15 minutos después, se perdieron de los brincos del venadito, y como M. llevaba la cámara, pues se perdió también la foto del venadito.
(Inserte aquí foto imaginaria de venadito pegando brincos bajando hacia el río)
M. llegó con la lengua afuera, y les pescamos en esta conversación:

Viejito
¡Muchacho, gracias por esperarme y conversar conmigo! Ud. está tan joven, viera a mí cómo me pesan los años para subir esta cuesta...

M. (inhala aire para hablar)
¡Ay señor! ¡A ud. le pueden pesar los años... pero a mí lo que me pesan son los kilos!

El viejito se ríe cuando me ve a mí y a la esposa de M., y nos dice malicioso que
Poco a poco
una vieja sin dientes
acabó por comerse un coco








jueves, noviembre 16, 2006

Un ladrón de mariposas visita mi humareda (¿examen de ampliación?)



Mi mariposa aleteaba contenta y perfumada todos los sábados a las 9:15 cuando le veía llegar. Se emocionaba con esa voz insospechada, y aleteaba aún más con la ilusión que le hacía aquel puro cuento puro cuento porque estamos muy ocupados, hasta que este pasado sábado se transformaría en almuerzo.

Mi mariposa, Cian, aleteaba contenta, porque un individuo de ojos negros muy negros nos dio su tarjeta por segunda vez en la semana 16, y aunque ya había perdido muchos, muchísimos puntos, desde lo más oscuro de su mirada, en la esperada semana 16, él había dicho que le llamara cuando fuera hasta allá para ver sus cristales.

Mi mariposa, Cian, ahora que estamos en la semana 17, se ríe de esos ojos negros negrísimos que hace dos días la invitaron a tomar café. Ya no revolotea de nervios, ni piensa en llamar a todas sus hermanas y sus primas cuando piensa en esos hermosos ojos negros.

Mi mariposa , Cian, zapateaba y daba portazos, porque el aspirante a caracol, volvió a insistir por la vía lírica, escribiéndole que “espero que no sea la última vez que nos miremos y/o hablemos y ojalá pueda ser en otras circunstancias... ya que como le manifesté anteriormente me resulta una persona sumamente interesante.”

En fin, que mi mariposa, Cian, tontísima toda ella, con un grano de maíz por cerebro, decía desde hace meses, cuando era solo un capullo (porque en este país de las maravillas el ciclo de vida de las mariposas es más largo que allá, donde respiramos) decía que definitivamente noviembre era el mes, que era solo cuestión de tiempo, que en un mes a lo más, llegarían las demás, quizás escoltadas por esa voz tan puro cuento, puro cuento.

Mientras tanto, solo por si acaso, allá donde respiramos, él dice que decidió guardar mi correo. La ‘lógica’ hubiera dicho que puesta mi firma en las actas nunca más le haría falta comunicarse conmigo.

Él dice que hace casi un año, todos salieron con cara de plop el primer día, porque alguno les había malinformado diciendo que ahí verían a don Buenoparanada. Que se ponían a sacar cuentas, entre molestos y curiosos, pensando que esa vieja loca y chocha, Humo, es de nuesta edad… ¡o más joven! Mis mariposas viejas y llenas de ego, decrépitas todas ellas nunca hicieron por donde para sacarlos del error.

Hasta que llegó un día, después del correo del pelo y antes del almuerzo puro cuento, en que él insistió preguntando que porqué yo decía que 'valientes de mentiras todos'. Y mi mariposa, que si no fuera por él ya estaría muriendo decrépita y llena del ego le contestó, muy a su estilo insolente e intimidante que:

Porque allá en la vida real se es o no se es dueño/a de un pecho valiente y además,
1-Ya me puede decir Humo si me va a preguntar esas cosas.
2-Si me dice Humo no es irrespeto preguntarme esas cosas.
3-Porqué me preguntó por ese escultor ¿para cambiar de tema porque le incomodó mi respuesta?
4-Esto ya se convirtió en un correo xq ud me dejó chateando sola.
5-Lo del pelo se valía decírmelo en vivo y en persona, como los dueños de un pecho valiente.


Esta semana confesó que ese correo del pelo era solo por llamar la atención. Pero que él igual pensaba insistir.

Y por eso un día mientras yo asistía a mis reuniones esquizofrénicas él dejó un mensaje de dos líneas explicando que no se había ido por malcriado sino por razones de censura mayor (estaba chateando ilícitamente) y que cuál era mi número de teléfono. Como mi mariposa Cian quería ser grande, muy azul real y orgullosa, lo ignoró todo. Hasta que la vez siguiente él dijo Hola Humo, mi número es este, por si querés mandar un mensaje. Y la mariposa Cian hizo berrinche diciendo con nueva insolencia:

-¡No! ¡Así no se hace! ¡Primero se pide el mío!
-¡que es este! -gritó su hermana Rosa que se apareció de repente y con la misma rapidez se fue volando
-Y después me das el tuyo.- Terminó de decir Cian.

Él se limito a decir 'Sí, así es'. Y después se fue. Y como el berrinche era imparable, mi mariposa Cian, enfurecida batía las alas y escribió el primer mensaje:

Supongo que si querías tener mi número con un mensaje es porque por aquí también tenés algo que decirme.


Y él, contrario a la intimidación que la mariposa supuso, solamente supo responder lo que responde un valiente:

Sí, sabés. Vieras que me gusta mucho tu sonrisa.

La mariposa solo pudo escribir de vuelta que Plop. Y las alas azules y tornasoles se volvieron amarillas de mantequilla.

En un par de días, sin necesidad de un mapa para llegar, muy calladitas llegaron otras de sus hermanas y sus primas. Cuando se dio cuenta, habían confabulado todas para ir a tomar un café con él, que como todo valiente iba decidido y preparado con sus flotadores inflados por si hacía falta ponérselos para cruzar una lagunita de 4 años. Como él no sabe de eso de andar argumentando con insolentes, ni de esperas idiotas, después del café, en la primera esquina que pudo la frenó en seco y le estampó un beso. Porque sí. Porque él quería. Y si ella se dejaba, él tenía planeado dárselo.

Ahora que ya sabe mejor de que se trata este asunto, mi mariposa Cian dice que tal vez quiere ser como las gallinas y los pollitos en fuga, para correr, aletear, subirse en un cohete casero para cruzar cercas y volar lejos hasta lo alto de la montaña, porque la que se queda con un valiente, tendrá que ser valiente cuando sea su turno de ser fuerte, sino, no se vale.

Pero dice también que no tiene estómago para hacer eso. Que sería como quitarle la planta hospedera a los capullos que están por nacer, y Humo ha cometido maripocidio antes pero ahora le da más miedo hacerlo que seguir, porque él no es un cazador de mariposas, ninguna le ha visto la red y tal vez ellas quieren quedarse ahí (dicen que hace sol y se siente bien el calor).

Así que Humo mira con ojos de angustia a Pinky, Humo que siempre fue Cerebro sabe que es su turno preguntando lo de siempre:

-Y...y...¿Y qué haremos ahora… Pinky?


Antes de echarse a dormir donde le ronca su gata gana, Pinky responde:

-¿Y a quién le importa Cedebro? El mundo ya nos conquistó a nosotras. No molestes más, que llueve esta tarde y quiero seguir durmiendo.

domingo, noviembre 12, 2006

Check



Misión cumplida.

Señales de Humo en tus ojos le indica a sus amables lectores se sirvan hacerle un checkmark -así de gigante como el dibujito- a aquella -aparentemente sencilla- tarea pendiente muy pendiente, pendientísima, asignada por el Comando Marañon el Viernes Santo pasado (pasado muy remoto); rectificada en senda reunión de bloggeros una semana después.

El relato de todo aquello que pueda ocurrir después de este acontecimiento queda muy a discreción de la línea de censura de este espacio.

En realidad era muy fácil, de haber sabido a quien era que había que contactar y que el 'gran' peligro de la misión consistía en la necesidad de ponerse unos de estos:




Las disculpas del caso por la tardanza.


jueves, noviembre 09, 2006

En sus propias pupilas sus propias palabras



Una vez que todo se acaba, en cuestión de una semana se comienzan a manifestar… desde aquí o allá mismo donde respiramos. Llegan diciendo que gracias, que muchísimas gracias. Que todo ha sido taaan bonito. Que qué sería si no hubiera quien los hace pensar más allá de lo que se escribe en un papel. Que no sabían que cobran tan barato en esos lugares.

Incluso había una que desde antes, cuando se iban todos y la dejaban sola reponiendo, a ella que nunca logró levantarse a la hora, me llamaba para preguntar que pienso yo de todos ellos porque ella nunca ha tenido uno de verdad y la verdad que ya ni quiere uno porque no entiende nada de nada y es un bostezo empezar de cero todas las veces. Pero no queda de otra porque en el fondo sabe que quiere uno. Otro pregunta que si puedo contestar una encuesta-entrevista que es para otro de los que son como yo. Luego me dice que me reí montones. Que disfruté mucho. Que fue toooooodo eso lo que aprendí. Que si me ayuda a conseguir algún libro que hable de eso, porque tengo que hablarles a los otros, y quería hablarles de esto que sin saber, vine a aprender aquí. Que ya no es solo aquello, porque ahora también es eso otro que les acompañé a ver con ojos de otro que ahora son sus ojos.

El más yuyo de todos regresa cuando ya yo lo había despachado para su casa, solo para reclamar y hacer reír a los que quedan. Se va, pero ya supimos que piensa volver para estar con aquellos otros, si le gusta el lugar que ellos le pueden enseñar
.

Una vez que todo se acaba por segunda vez, después de la vez en que fueron sus pupilas diciendo que muchas gracias, ese que no era ni valiente ni caracol ni baboso ni pasmado se atreve a hablar con otros pronombres, otras pupilas y otras, sus propias palabras.

Y si queremos, se atreve a decirlas sin medios que medien en medio.


miércoles, noviembre 01, 2006

Elemento sorpresa hallado en la bandeja de entrada




Se trata de uno de estos que tanto se confundían, de aquella clase llena de XY con nombres y apellidos repetidos e imposibles de acomodar en la cara correspondiente. Sus caras que llevaban el requisito con muchos años de atraso, estaban empeñadas en investigar cuántos eran los años que ejercían el papel de ‘autoridá’ ese verano en que a las cinco, cuando había que regresar, todo tenía un sabor desgraciado e innombrable.

Uno de esos, vio la novedad pasar por los pasillos y una (yo… jeje) cuando (y como) no sabía que pensaba, diría que hasta le costó decidir si valía la pena contestar mi saludo caminante con otro “hola”. Así que solo dijo “hola”, y una (yo) dijo “¿cómo está?”. Y apuro el paso porque tarde tarde como el conejo del cuento iba para una reunión en el DPICE (aquel Depósito Provenzal de Información Clasificada en Estantes).

Solo que ESE, era AQUELESE mismo del que hablábamos hace muchos meses con la del bosque y que no precisábamos cual era.

Entonces, resulta que ESE, que allá donde respiramos, a la entrada del DPICE apenas si dijo “hola” y siguió caminando, no es caracol, no es baboso, no es valiente, pero tampoco es un pasmado de esos que guardan absoluto silencio y nunca llegan a tomar ninguna iniciativa; ESE, luego de cerrar la boca para no abrirla más al terminar de decir “hola”; en un arrebatado impulso lírico, salió corriendo a la computadora para escribir en exclusiva prosa de una oración (posiblemente la que quiso decir hasta que se le anudaron las palabras), lo que a continuación se transcribe:

“¡Hola! ¡Qué bonito está tu cabello!”


Una (o sea yo) lee eso y lo que mejor sale de las profundidades del alma es un

¡PLOP! ¡REPLOP! ¡Triple PLOP!

Dentro de las respuestas posibles, una vez más, está hacer uso libre de la licencia y franquicia del Patán:


Tranquilizate ©.
Cuando seas grande vas a ser un valiente.
Muchas gracias,

La mamá gallina