jueves, enero 31, 2008

El lado Coca Cola de la Vida




Posiblemente yo no sea de las que rece esta noche por la unidad familiar. Pienso que lo que haya que hacer deberá hacerse, o dejarlo ir, pero no que sea cosa que venga por solicitudes divinas. Si soy mala rezadora en los términos más clásicos del asunto, es posible que sea porque estoy de acuerdo con el que dice que "si hubiera Dios nadie le rezaría para no aburrirle" (otra vez del citado Benedetti con sus hermosos haikus). Así que no aburriría a dios preguntándole porqué donde yo veía un afecto muy intenso y sólido, hay ahora dos o tres lugares más, con los que yo paso a ocupar el (des)lugar que se deja por fuera (o para usar una palabra horrible, el lugar que se sacrifica) en ese día que con o sin ese afecto va a ser especial. No voy a rezar pidiendo esas explicaciones sobre la naturaleza del cariño de los Sapiens Sapiens, porque no necesito dirigirme al cielo para que me respondan lo que ya sé: Es mentira que mis lugares se vayan a quedar vacíos, es más bien que se abren espacios para los corazones que lleguen después a acompañarme en este viaje.

Tampoco le pediría a dios una familia rosada y unida, porque me parece mucho más emocionante hacer las cosas que a alguien como ella le parecen raras (o acaso cursis); como ir a fotografiar lo que queda de mis raíces pamperas por donde alguna vez pasó parte del ADN del que un día de vas a sostener para vivir en este mundo. La herejía me da para pensar que la famosa unidad no me va a caer del cielo (y posiblemente aplastarme), pero que se hace teniendo presentes cosas como estas:

Había una vez un pueblo lleno de un polvo blanco que no tenía piedad con ninguna casa, porque siempre encontraba abierta una ventana, una puerta esquinera o al menos un huequito en el entrepiso por donde meterse a saludar a la pereza. Del polvo de aquellos años no tengo foto, pero encontré un lugar cercano, donde el polvo se debe parecer bastante a este del que hablo.


En ese lugar polvoriento, hubo una vez un invento maravilloso que un día de tantos llegó a hacer posible lo imposible y en códigos de puntos y rayas hizo que los indicados pudieran saberlotodoya. Hubo un señor de ojos hermosos y manos mágicas que aprendió a manejar el invento y con el invento supo cosas (que tal vez eran privadas). Supo ser la astucia, supo ser el sabanero. Supo de las vacas. Y supo de otros señores, no tan mágicos en un lugar que se llamó la Comandancia.

El señor mágico que aún nos late a todos por las venas subió más, como los globos que no saben del lugar en la atmósfera donde todo estalla si no se alista bien.

De lo que de verdad era su casa no tengo fotos. Tengo otras, de estos tiempos, que no son lo mismo, pero ayudan a imaginársela como era, digna y señorona, como el señor de las manos mágicas. Tan digna que era de las que a dos cuadras tenían la iglesia, en la que tal vez un día se sentó un rezador rebelde como yo. Tan señorona la iglesia que le pusieron nombre de drama: Nuestro Señor de la Agonía.

Y podrá parecer chiste de los crueles. Parecera una cosa necia. Un dolor de los malos que hacen a las abuelas arrugar la cara por el patrimonio y la sangre perpetrados. La casa del señor de manos mágicas que hubo una vez; es esta que ves, con sus detalles tan... tropicales... y su publicidad consumada en plena tarde de enero del 2008.





No podemos decir con certeza como llegó esa casa ahí. Lo que un día fueron incontables hectáreas de La Pampa con ganado, serenatas y morenas de la vida se convirtió en esta historia tan aburrida y tan repetida en el mundo de las herencias que pasan destiladas por la garganta y se convierten otra vez en polvo blanco... que a la vuelta de hoja regresa sin magia.

Una varita poderosa, nos ayudaría a verlo con la mirada del pasado: Por esa casa desfilaron tías abuelas con sus trapos perseguidores del polvo audaz que entraba por los rincones. Por esa casa supo tu abuela lo que era viajar desde las brumas con el universo a cuestas. Por esa casa mi abuela sacudió sus vacaciones y lo dejó a él que se quedara en la comodidad de su sofá de pueblo frío. Por esa misma casa, mi abuela también dejó que él se quedara más días, aprendiendo la sabana con sus pastos y a la larga, cosas más importantes como las serenatas y los besos que yo quise poner en este intento no seleccionado.


















Nota: los dibujos son míos, y en vista de que no me dieron vaca, espero que los respetables señores no se molesten ni me demanden por ilustrar mis cartas (destinadas a gente que sí entiende aunque sea con señales de humo) con los dibujos que uds no entendieron porque tal vez tenían metáforas más enredadas que aquellas que se manifiestan con el croar de ranas extintas.





Por una tarde de enero, habría que dar espacio al pensamiento de que una vez cada muuuuuchos años la Coca Cola puede tener tantas burbujas como poesía.


Sobre todo, porque hay escenarios horribles que aún no nos han alcanzado. La dueña actual del minisuper y licorera Chorotega, según dice el muchacho del mostrador, es una señora que que vive frente al parque de la Agonía.

Como había que entrar a la casa, y eso era solo comprando algo, aquí esta la foto de lo que hoy tiene dentro, de las puertas por donde se veía entrar el polvo, del suelo que todos ellos pisaron y de los helados comidos en la banca de la Agonía.





No hay en esta carta un gringo loco, caprichoso, antipoético que quiera comprarnos el pasado a toda costa y con muchos ceros la derecha. Y si luego aparece, puede que no haya nacido ni nazca nunca el alma que le acepte la oferta. Puede que esa sea una razón válida por la que debieras aprender a rezar.

Puede que un día el mundo sea una serenata y te llevemos, Pequeña, a comprar un helado al lugar donde un día fuimos solo una probabilidad de la sangre.





lunes, enero 28, 2008

Pensamientos homínidos sobre l-A-normalidad


Los Sapiens Sapiens nos pasamos parte de nuestra mona vida tratando de dilucidar, entre otras estupideces, cómo es que es eso de la conducta "normal". Desde mi poca formación en la ciencia, sospecho que habrá por ahí, especies que tienen pensamientos propios y que ya se las habrán ingeniado para comunicárselos entre ellos sin que nos demos cuenta. De lo que si dudo mucho, es que se enfrasquen por horas tratando de entender qué es lo normal y qué es la rareza.

Lo normal debería ser algo así como la práctica rigurosa del respeto a la propia esencia, un alto grado de fidelidad a nosotros mismos. Algo tan preciso como el gatismo: No hay felino raro. Todos ellos sin fieles a su naturaleza curiosa y prolija.

Pinky, mi gata, que acaba de decidir que es el momento justo de acicalarse, recién pasó 5 minutos husmeando en la bolsa de plástico que el Inge alistó con los tiliches que tiene que llevarse a La Pampa.... Pinky lo que quería al fin de cuentas pues era ayudar, informar si en la bolsa iba todo! Total, lo que quiero decir es que a nadie se le ocurriría decir que mi gata es rara, como todo gato, hace lo que tiene que hacer. Tal vez dirían que la rara es la dueña.

Quizás, lo difícil de practicar la "normalidad" sin complejos; es conocer a fondo la propia esencia, sin confundirla y sin ensuciarla.

Ahí es donde está lo más raro de todo: siendo animales, siendo mamíferos, siendo homínidos con capacidades avanzadas para el pensamiento complejo, nos cuesta el Universo entero reconocer en un espejo nuestra propia Naturaleza. Y entonces, sí que sí que nos convertimos en los bichos más raros del mundo vertebrado: a los que reúnen toda la sensatez que les existe, como para vivir en alta fidelidad con su alma, les decimos raros y la historia los manda por un barranco.




Este, mono, vino de aquí

jueves, enero 24, 2008

El aeropuerto del país de las maravillas

En mis sueños más lúcidos, yo tengo un aeropuerto donde nunca he visto un avión, porque ninguno de mis pasajeros es tan torpe como para necesitar un aparato lleno de tuercas y ruidos extraños para llegar a donde quiere.

Y como yo soy soñadora, como creo en la locura, y porque he estado ahí y he visto esos lugares donde se soplan las ilusiones descabelladas con palabras y con música, es que me consta que los levitadores existen y que su magia es poderosa.




Por ellos, todos los que saben volar y los que empiezan a hacerlo, es que siempre supe que era cierto cuando dijiste que "la cercanía no depende de cosas tan despoéticas como estar en la misma habitación".

En alguna de estas noches de luna llena paso a recogerte para irnos flotando hacia el Norte, hasta llegar unas cuadras más allá de un punto impreciso desde la puerta principal de Bellas Artes. Me debo un paseo por Oaxaca desde hace mucho, así que los dejo solos un rato (habrá mucho de que hablar).

Cuando regresemos, él nos va a tener que acompañar; ¿cómo no va a estar aquí para la fiesta que vamos a hacer en honor al fabuloso espíritu de la posmodernidad?



la ilustración de esta vez, la hizo yours truly hace algunos años cuando comenzó a tener estos sueños flotantes...

sábado, enero 19, 2008

Hermana duda




En la razón
solo entrarán las dudas
que tengan llave

Mario Benedetti, Rincón de Haikus


Olvido que soy un mamífero, una simia de sabana que hace generaciones perdió las llaves de aquel paraíso africano de inocencias.

Soy un animalito con un gran manojo de llaves, y en las noches de insomnio quedo encerrada en las habitaciones de la razón.
Mi instinto sonámbulo quisiera ir a cantar la ranchera que se escucha perdida en la madrugada. Encontrar los gritos del mono que insisten en la oscuridad de este progreso.


Noche con luna
mi razón consistente
queso con huecos


...la imagen, otra vez, vino de aquí



jueves, enero 17, 2008

Conejo blanco





Este conejo comemocos se asomó esta mañana por un agujero con forma de una tentadora secada de pelo el lunes 21 de enero a las 7 de la mañana. Lo de la secada me pareció genial desde la primera vez hace 18 días porque nunca lo pude hacer sola sin dejar un torbellino de nudos en mi cabeza y ahora además de dejármela en orden me la cepillan con amor.

Lo tremendo es que esté escrito y reimpreso tantas veces, que yo no puedo evitar ser así de curiosa y seguirlo por el agujero todas las veces. El país de las maravillas que hay detrás es tan incómodo que solo la sonrisa suspendida y misteriosa de un gato le puede dar sentido...

Ese estresito de que el tiempo transcurre rápido y es tarde me ha irritado desde la primera vez que nos vimos, alguna de aquellas tardes en las que conocía las novedades y la magia de la letra imprenta.


el retrato del comemocos, vino de este lugar hermoso

viernes, enero 11, 2008

Micromovimientos para regresar

La conclusión de fin e inicio de año es que en el 2007 fui atropellada por la vida adulta. Lo bueno es que de una u otra manera, fui atropellada por la ambulancia, y he tenido 3 semanas para recuperar y reconstruir mis propias esencias.

Lo inexplicable, desde este lugar, son aquellos simios de la PEA que usan las bondades de tener vacaciones largas para desear que llegue el día que el calendario marca como fecha de regreso al trabajo. Eso de aburrirse con "tanto" tiempo libre NO LO COMPRENDO.

La conclusión: Teniendo tiempo para acompañarse a sí mismos, para explorar los otros universos posibles, hay simios de sabana que escogen sentirse solos y por supuesto, de todas las soledades, el aburrimiento es la menos productiva.