miércoles, enero 17, 2007

La ranura



La que estudió drama, es decir, la que es actriz (y profe como yo), también va donde ella-La Maestra. Nos encontramos hace meses intrigadas por ese otro rostro que era familiar sin terminar de serlo. Sospechamos que por años fuimos conocidas de pasillo. A veces anda enamoradísima... y a veces no recuerda cómo fue que eligió su estado civil... Compartimos quejas de las situaciones laborales, y nos pasamos la luz de que no sea una condición perenne y mucho menos un quiste en potencia. La Actriz dice que el año nuevo y los ensayos la están dejando como una chancleta.

Su pelota se parece a la que visita mi espalda (lleva un mes de estar lejos, pero sospecho que La Gordis se la llevó y que sin falta me la piensa llevar el lunes). Y ella practica pensando que hoy es el dÌa... que hoy sí que sí, cuando se descuide le doy una patadota y se va largo largo ...

Pero luego de varios días la pelota responde que no se piensa ir a las patadas (sí, algunas pelotas se manifiestan) porque no está inflada de aire. Ni de dolor, que solo aparece cuando tiene buen tamaño... es más bien como el oportunista que llega a las inauguraciones cuando hay abundante comida. No es como un chancho que se revienta contra el piso para sacarle los cincos y gastarlos en alguna cosa más o menos urgente. Toda la incomodidad que la rellena y endurece entró lentamente por una ranurita.

Esta semana concluimos que la única salida posible es hacer que aún más lento, todo se vaya por la misma ranurita por la que permitimos que entrara.

3 comentarios:

Nubes de día dijo...

Claro que en ocasiones la ranura ahora es más grande, o con el paso del tiempo se oxidó y ahora no salen las cosas que se apegaron al alma por culpa de las noches. Entonces la ranura debe ser un poco más grande, abrirla aunque sea a cuchillazos y expulsar como si fuera un desecho para que se vaya lo malo y tambien los buenos recuerdos y así poder empezar con la hojita en blanco...

Humo en tus ojos dijo...

Pues no, así no funciona... la ranura no tiende nunca a ser más grande. Por el contrario suele tener la costumbre de hacerse incómodamente pequeña (siempre permitirá el paso libre de la incomodidad), jamás desaparece. Los chuchillazos solo vuelven más fuerte su relleno. Lo único que se puede hacer es vigilar la entrada para que no haya molotes adentro.

Denise dijo...

Sé que talvez este no sea el tema, pero me da curiosidad saber si la que estudió drama (y profe, como vos) es conocida de esta plumífera :-D