Signos de puntuación
Los puntos y las comas se suceden estos días en amplio caos (diría desorden pero no basta). Sobretodo las comas, vienen haciendo fiesta con el aliento de la voz que intenta relatar qué ocurre. No venir pesa. No he vuelto a tu bosque, no sé que palabras van a las alamedas, qué sentís, si ya te intoxicaste esperando o si ya lograron cambiar de piso. Este es mi lugar para ordenar y observar. Para recordarme que no importa si los fósforos se humedecieron todos, se secaron y luego volvió otro a mojarlos. Que no importa si el plan cambia cada semana. Que no estuvo en los juegos de infancia, ni en los castillos de adolescente planear la boda que no me soñé nunca, y ahora que está ahí esperando que yo esté en el lugar de Todos Los Besos se dibuja con las líneas más coquetas que he trazado. La puntuación del último mes me lleva a un ritmo que cansa, eso sí, hay una meta feliz, y una feliz Bridezilla que mira y mastica las manzana de su paraíso por los rincones de La Provence.
Quería venir porque en estos días podrá ganarme la mala puntuación, no la despoesía tecnológica. La pausa de esta semana trajo tu valentía asomándose por una ventana.
Éste es el camino ahora. Solito te enseñaste a llegar. Éste es el lugar. Ya corté las espinas, saqué las piedras y me ayudaron a podar los jardines. Y ya no sos inoportuno. Sos otro.
Quería venir porque en estos días podrá ganarme la mala puntuación, no la despoesía tecnológica. La pausa de esta semana trajo tu valentía asomándose por una ventana.
La valentía se agradece, se admira y sorprende bajo todas sus circunstancias. No todos los días visita la certeza de que el tiempo nos hizo mejores, más fuertes y al mismo tiempo flexibles como la espuma.
Ninguna de las tres, valentía, certeza o espuma puede ser malquerida en este lugar.
Se agradece tu atrevimiento de devolverte para ponerle la puntuación correcta a ese capítulo.
Éste es el camino ahora. Solito te enseñaste a llegar. Éste es el lugar. Ya corté las espinas, saqué las piedras y me ayudaron a podar los jardines. Y ya no sos inoportuno. Sos otro.