jueves, octubre 05, 2006

Color contra el dolor I


A veces, para no recordar que ocurría hace un año... es mejor devolverse tres atrás, como cuando esos 16 niños me enseñaron, aquello que es imposible meter en una tesis porque no hay palabras para describir sus fuerzas de poquitos soles. Solo hay dibujos. Y estos días en mi cabeza los veo, los repaso y me pregunto por dónde andarán tres años después. Lo que les pudimos haber dejado no es nada a la par del tamaño de sus lecciones.

Una cree que se le llena todo de soledades y de angustias, si es que eso es posible desde la placidez de un hogar donde las comodidades están garantizadas (y respondo, sí, claro que es posible… aunque seguramente no está muy bien hecho de mi parte), y una se da cuenta de cuanta pendejera le cabe en la vida cuando se acuerda de sus historias dibujadas en una silueta. Entonces vengo a repasar aquí, porque si olvido, sé que un día ya no de las siluetas, sino de sus sombras, me van a poner a repasar en serio y entonces tal vez les aprenda de verdad.

Luego de un mes de conocerles sus colores, había hecho la promesa de no volver a quejarme tanto de lo que tengo, ni de lo que no tengo. No podría atreverme a olvidarlo (¿o sí? Pero me creceria la inconciencia otro tanto). Porque visto así, con la conciencia que ellos 16 nos regalaron, ni yo, ni la risueña pelirroja podríamos atrevernos a reclamar de aquello que no tenemos… porque sí que lo tenemos…

Ya para comenzar a contarlo, a la fecha el paradero que más me intriga es el de An, que ahora debe tener como 13 o 14 años. Las psicólogas nunca nos contaron nada de su expediente clínico. Solo supimos que venía de un barrio de esos que los expertos de 40 años que solo saben dibujar muñequitos de palito decidieron llamar urbano-marginales. Pero hay otras cosas que se saben sin necesitar una bola de cristal. Era el niño de 10 años más entusiasmado por usar lápices de color. Nunca le dieron en su escuela una clase de arte. Se inventó solito el collage sin tener que introducirle a Picasso, avanzó en la materia de arte con material reciclado todo lo que la risueña pelirroja no avanzó en 8 semestres en el taller de pintura. Su mundo de niño lo llenaba soñando conos gigantes con 4 bolas de helado psicodélico y un día soleado para visitar el Parque de Diversiones. Su mamá vivía en la calle (y es probable que si vive siga ahí) y él junto con su hermanita de 4 años vivía con una abuelita viejita, cansada, sencilla, agradecida, preocupada y tan analfabeta que poco podía hacer por ayudar con la tarea o encausar la rebeldía que al niño se le desataba en la escuela.

Cuando llegó el penúltimo día, con el ejercicio del autorretrato a partir de una silueta, An dejó de ser nuestra estrella preadolescente. Luego de dibujarles el contorno en la posición que quisieran, tenían que pintarse como querían llegar a ser de grandes… bueno… cuando uno tiene 10 años ser grande va a ser cuando tenga 15… o a lo sumo 18. Comenzó… con que un piercing por aquí… y otro por allá… un tatuaje en este brazo, en el otro también…que la lengua afuera, que los pelos parados. Hasta que llegó un momento en que se vio todo lo feo que estaba quedando, se incomodó como nunca lo había hecho y no quiso terminar más. Le sugerimos hacer otro para que lo mejorara y meditara si de verdad quería verse así en unos años… pero ya no había tiempo ni ganas. En la última clase volvió a ser el mismo entusiasta del color. El que le propuso la solución a su grupo. Nos dejó la certeza de que tenía en su personalidad todo lo que se ocupa para ser un genio. Y la incertidumbre de no saber en qué lo va a llegar a ser.

A veces examino desde mi ventana a los niños que me ofrecen un lápiz mongol a 100 colones, y una que se anda tratando de imaginar las historias detrás de la gente, se acuerda… que An podría ser uno de ellos… que no es nula la posibilidad de que algún día en una esquina me reconozca... y me ignore; o me salude y envíe saludos a la niña pelirroja. Que a lo mejor ya anda buscando la manera de sacar por donde hacerse su primer piercing y su primer tatuaje. Que al rato y ya se los hizo. Que al rato ya sea una cifra más de los adolescentes que abandonan el colegio.

También me sostiene alguna esperanza pequeñita. A lo mejor algún día An se acuerda que a veces el dolor se saca, se quita y se cura con color porque pegó frente a su cama los dibujos que siguió haciendo con las témperas que se llevó. Y me lo imagino como un duende grande, soñador y con bigotillos de adolescente que una vez al mes, luego de estudiar, se le zafa a la misma abuelita buena y nos deja un regalito urbano y vandálico en alguna pared: la ilusión de un grafiti con golosinas gigantes encaramadas en un carrusel.




11 comentarios:

Alfonso Chacon Rodriguez dijo...

Este me dio bastante qué pensar.

Humo en tus ojos dijo...

¿y será que podemos saber en qué? ¿o solo por correo?
Total que eso pasa, a veces escribo para no pensar. Otras como ésta, para no olvidar.

Anónimo dijo...

La esperanza es hermosa, y es más hermosa aún cuando logra movilizarnos!!!!

maya dijo...

Humo... eso me recordó la cara triste de un niño con mirada de adulto que conocí en la u... de los que llegaban con sus "hermanas" a vender lápices en la u... la primera vez que llegó a mi... y le dí el dinero... y le dije que no me diera el lápiz... que se lo vendiera a alguien más... me explicó con la fuerza de su mirada... que hasta que no vendiera el último lápiz no podía regresar a su casa a hacer la tarea... entonces... cuando me lo encontraba... y podía... le compraba un par más para que se fuera temprano...
Después sigo con la historia de ese niño... cuyo sueño era ser uno de los que compraban un lápiz...
Un abrazo...

Sardina albina dijo...

:) Colores para el alma

Anónimo dijo...

ummmmmmmmmmmmmmmmmm!!!!!!! q bonito!

Murasaki dijo...

Qué fuerte...pero cuando uno se topa con un caso así, es mejor conservar la pequeñita esperanza, por aquello de que las buenas vibras pueden ayudar...!

"Color contra el dolor", me gusta eso...debería practicarlo más a menudo

Ana dijo...

Buuaaa... lloré con esta historia y me salió una sonrisa de pensar poder hacer cosas así, que nos hagan tan felices a todos!!
Abrazos Humito!! Gracias por las piedritas para la pared nueva que estoy construyendo en el bosque... que fijo llevará Color contra el dolor.

Humo en tus ojos dijo...

Paula: Es hermsa y también es amarga

Maya:Esperamos la historia

Sardina: Para el alma y las paredes ;)

Gitana: Yo digo que depende de por donde se vea

Murasaki: Sí... una que quiere esperar pequeñas cosas

Ana: Hay que hacerla con mucho jundamento la nueva pared

Denise dijo...

:_) Hoy ando llorona, o es tu culpa, pequeña humareda, porque se me hizo el corazón un ocho. Creo que hablamos de la chiquita rubia que andaba por la universidad y luego apareció toda teñida y embarazada... a veces estas cosas son tan pero tan mierda porque podés prever el futuro y, por desgracia, acertar.

Pero también creo que cada uno tiene problemas en la dimensión que le corresponde, quiero decir, no porque no andés en las calles tus angustias no son válidas, pero sí que ayuda pensar en lo que representan proporcionalmente...

Un abrazote

Madio dijo...

q tuanis poder hacer una campaña mas extendida con ese nombre... COLOR CONTRA EL DOLOR... seria increible...