Él es un cadáver
He vuelto.
Pensé en regresar hace unos días, con otra nota mental sobre mi lectura, pero no había tiempo de nada. Allá donde respiramos ni yo me veo el humo. Y no es que esté mal. Pero tampoco es que ando llena de gracias. El tiempo que hay, me hace bien ponerlo donde lo he puesto. Hoy vengo otra vez porque sé que este huequito cálido me ha aliviado y hecho reír muchas muchas veces.
Otro día iba a volver con un corto y simpatiquísimo secreto de oficina que dejará de serlo pronto. Si vuelvo esta noche es para volver sobre lo mismo que tejía antes: Mi lectura, que sigue siendo Me llamo Rojo de Orhan Pamuk.
Mi nota mental de hace días, decía que Soy vuestro Tío dice que“La vejez no debería ser solo que resulte difícil subir las cuestas, sino también no tenerle tanto miedo a la muerte”…
Soy vuestro Tío sigue diciendo otras cosas, que aquí no importan …
En este momento yo pienso que si él hablara, quizás diría algo así:
Soy un cadáver.
Ya no soy tan nuevo en esto de descomponerme día tras otro. Lo hago pausadamente, como tantas cosas hice en la vida, ahora dentro de un ataúd de peluche color café.
Antes de meterme por un agujero y echarme tierra escuché a una de mis hijas decir que mi secreto para vivir tanto tiempo sin ser cadáver habían sido todas aquellas horas de tertulia. Que el encanto con la vida hizo que me costara mucho dejar aquel lugar donde se respira.
Una de mis nietas, que ya no recuerdo cómo se llama, se quedó muy pensativa. Fue la única que no lloró… siempre le dio por callar, pensar y más grande por contradecirnos; incluso, la sentí contradecir en aquel momento cuando aún estaba en esa cama perdiendo los últimos centímetros de miedo que me quedaban antes de empezar a ser cadáver. La noté muy incómoda en la misa, preocupada por si se daba alguna aparición no deseada que desconozco; y además, muy molesta con el sermón del cura. La entiendo porque la verdad a mí tampoco me gustaron esas palabras.
Mi otra hija solo parecía querer que se acabara todo para irse. Aún así se despidió de mí con una flor amarilla… como las margaritas de Darío que aprendió a repetir en su memoria desde niña, con la mar que está hermosa, hoy y mañana.
Mi hijito quería hablar… pero esta Lina que siempre tan torpe olvidó preguntar si alguien más tenía algo que agregar. Solo djio que ella no se acordaba de aquellos versos. Y mi pequeño le decía a sus soles '¡yo si me acuerdo yo si me acuerdo!!!' Se acordaba de verme leyendo lo que me llegaba a las manos, los libros, las Selecciones, todos los periódicos de 365 días y antes de ese recuerdo ya existía uno en el que me escuchaba repetir palabras y rimas. Los tres se sorprenden de cómo un hombre que llegó hasta sexto grado leyó y declamó por montones… jeje… es que sin eso María jamás se habría ido a pasar fríos y atropellos en mi tierra… a esta tierra donde pedí que me trajeran a convertirme en un puño de huesos, junto a los huesos de mamá y papá, para reencontrarme con el ombligo que hace tantos años dejé caer.
Me pudro lentamente, pero estoy bien, en esta caja de peluche solo hay espacio para mis huesos. El dolor infernal de pies se fue para siempre. Lo único que me entristece es no poder comprar la lotería de los domingos, aunque todos los susurros de este lugar digan que uno se acostumbra, no piedo la esperanza de que ellos jueguen por mí… un par de veces al año…
Yo aprendí que era una poesía gracias a él (la despoesía llegó después), antes de saber leer, antes de memorizar los dibujitos que tejen las letras de mi nombre… alguna de todas las veces en que al quinto guarapetazo le daba por declamar. Con toda exactitud no puedo recordarlo, pero no dudaré jamás que fue ésta la primera. Sé que ese momento se repitió todas las veces del mundo en cada reunión a la que llegó el entusiasmo. Recordar o no, hoy me da lo mismo. Antes que el recuerdo está mi certeza, el sentir como si fuera uno de ellos tres; que se aprendieron un verso o cuatro frases… o el número entero de la lotería que salimos a comprar esa día… y cada tarde de domingo que salgamos a recordarle.
Le hubiera encantado escucharla de nosotros, y todavía más con nuditos en la garganta incluidos, pero nadie se la pudo decir bajo aquel sol lleno de polvo.
Por eso volvi a este lugar:
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.
Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha al contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres
ésas... ¡no volverán!
Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar
y otra vez a la tarde, aún más hermosas,
sus flores se abrirán.
Pero aquellas cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día...
ésas... ¡no volverán!
Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar,
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.
Pero mudo y absorto y de rodillas
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido..., desengáñate,
nadie así te amará.
Rima 53
Gustavo Adolfo Becquer
Adiós abuelito.
Espero que descansés mucho.
Ojalá te salgan alas para volar tan alto como el cielo más inmenso del universo y evitarte cualquier posible reencuentro con los dolores de patas.
Si te encontrás a mi abuela allá en las alturas altísimas, pedíle que nos venga a echar una mano. O dos.
Buena falta que hacen...
8 comentarios:
Se me salen las lágrimas, como se me sale la profesión, pensando en todos los cierres que podemos hacer aquí "a solas con todo el mundo" (no sé quién dijo esa frase). Simplemente me alegro que lo hayás escrito, porque sé que dolió, pero a veces, así es como logramos sacarnos del pecho y de las ideas lo que de otra manera se haría un nudo. ¡Me alegra que volvieras!
Tengo el corazón estrujadito y unas ganas de llorar enormes. Has escrito una cosa tan hermosa y difícil... además mi abuelita nos enseñó de memoria la de "Margarita está linda la mar, y el viento lleva esencia sutil de azahar...", así que me siento muy cerca de la historia. Solo puedo dejarte un abrazote enorme, con todo el cariño del mundo! (AQUI: ABRAZOOOOOOTEEEE)
La misma reacción: lágrimas! Sin embargo hasta aquí puedo sentir más liviano el paso, aunque sea poquito.
Que bueno sacar todo en palabras, propias y de otros...
Un abrazote Humito, que lindo tenerte de vuelta!
Un abrazo de el alma.
La muerte recuerda es una continuación de lo que aquí empezo. Ten una buena vida y tendrás una bella muerte... y te darán ofrendas de amor como esta que tu le escribiste.
Un abrazo grande. Deseo para vos y tu familia mucha paz. Y sí, de vez en cuando ellos te van a echar una manita, cuando menos lo esperes...
un abrazo!.. veras lo jodido de esos viajes ajenos es que no se van del todo por que siempre dejan parte de su esencia en uno.. por otra parte, es ahi donde nosotros nos damos a la tarea de hacerlos vivir eternamente ;)
:(
Qué decirte?...solamente que te mando un abrazo fuerte.
Toda la comprensión del mundo!
Muchos abrazos
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