jueves, diciembre 29, 2005

Y a otra cosa mariposa

A escasos dos días de convertirse el 2005 en un hermoso y difunto cadáver, y a pesar de que no estaba en el guión dedicarme al blog esta semana (pensándolo bien... ¡cuántas cosas y sorpresas hay que no se escribieron nunca en el guión!), en mis reflexiones todo pareciera indicar que los porrazos de sus 12 largos meses fueron para ver si algún día aprendo a tenerle más cuidado y respeto al ego y las emociones. Inteligencia emocional se dice (según los inteligentes y entendidos en el asunto).

El cambio pasajero de ambiente me da espacio para pensar, recordar, y uno que otro intento por proyectar (¿más de la cuenta?), y considero mientras miro el mar:


  • Que los animales no conocen fronteras, y sus sonidos, sus instintos, su Naturaleza, tampoco. Por eso en un paisaje distinto del habitual, el canto de un pájaro, el sonido de un grillo y el crepitar de una fogata sigen siendo familiares y hasta se les reconoce por su nombre y especie. Es algo tan poderoso que nada que tenga Vida se escapa. Sabia y democrática Naturaleza, aplica también para los seres humanos: su inteligencia, sus aciertos, su gloria, junto con (y escribo con susto que quizás más aún) sus disparates, sus despojos y su estupidez, no conocen fronteras. O sea que es importante saber leer las señales para prepararse.
  • Que hay que Respirar, porque la Vida según me dijeron un día, nos la dan con un número de inhalaciones y exhalaciones, y los años se nos extienden o se nos acortan proporcionalmente a la duración de esas dos cosas. Que la Buena Respiración es fluida y lenta como la de una ballena brincando con su chorrito de agua fuera del agua, y siendo así aliviana la mente y endulza el alma. Y que yo elijo creer en esto primero. Ya luego veré si quiero o no apelar al catolicismo (o cualquier religiosidad) oportunista.
  • Que ya quisiera yo, ser siempre la de los sueños de mi hermana, ágil y segura devoradora, la admirada 'big sis' que atrapa una mariposa, y sin remordimientos por ser la parte ganadora en esta cadena alimenticia, se come sus alitas y saca de su fragilidad el poder de alzar un feliz y elegante vuelo.

Entonces, tendré que incorporar a los ritos del 31, una buena dosis de coloridas alitas de insecto con miel (por aquello de los sabores dulces). Reconocer que en un año se gana y se pierde. Que los aterrizajes forzozos ocurren. Que sacudirse la tierra y las lágrimas es el primer paso para el siguiente vuelo.

¿Quién dijo volar?

Y a otra cosa mariposa.

3 comentarios:

Ana dijo...

No importa la caída, lo importante es levantarse y seguir.
Y el mejor vuelo para vos en el 2006 que ya pronto empieza!!

Solentiname dijo...

LO bueno de los aterrizajes forzosos es que aprende uno a distinguir sus señales y a veces logra evitar la caída de panzazo.

Sirena dijo...

¡Que tengas hermosos vuelos! No resbales en las lágrimas...