El abuelo de Humo (
o sea, de yours trully) nació el 30 de abril de 1912, allá en La Provence. Este año cumplirá 95 primaveritas. Es un hombre que no se ha complicado la vida. Como nunca le hizo mucha gracia el trabajo, se levantaba con exactitud… a la hora que le daba la gana, y si le daba la gana, se iba a pellizcar lo que quedaba de la repartición que desde temprano hicieran sus hermanos (
mucho más puestos al camino del trabajo) en el negocio familiar: Sastrería ‘La Moda’- La Provence (
pá que vean ustedes de donde me viene este gusto tan fashion pá vestime). Gracias a Dios, a que nunca vendió sus culpas o a la sangre chorotega, mi abuela nunca aflojó, y si legó al mundo 3 hijos y 1 hijastra profesionales, y una estirpe de 10 nietos ilustrados fue porque literalmente la parió para mandarlos a estudiar.
Hoy, con su paciencia de viejo, el abuelo se subió al carro, y como siempre, desde hace unos 20 años preguntó: -¿Y usted sabe hijita, a dónde es que me toca votar a mí? Para efectos informativos la respuesta da más o menos lo mismo… lleva unos 35 años viviendo fuera de La Provence; como por 15 años le armó a mi abuela el bochinche de que no y no cambiaba de domicilio electoral y siguió inscrito para votar allá, hasta que accedió ante las quejas de las hijas que tenían que choferearle. Insiste en que no sabe cuál es esa escuela, así sea que con esta ya son 3 las veces que vota ahí, así sea que le pasamos al frente cada vez que le llevamos a almorzar donde la tía Lina (
un promedio de dos veces al mes). Él NO sabe cuál escuela es esa. Y no hay nada que hacer contra la testarudez y la chochera de una memoria que casi llega a centenaria.
De camino mi mamá se desvía para echar gasolina -a Humimamá se le olvida con cierta frecuencia que los carros caminan gracias a este caro y preciado combustible, por lo tanto es importante que la hija que tiene los pies en la tierra (
o sea yo) le recuerde de vez en cuando que tal vez es prudente hacer una paradita técnica antes que once again toque ir con un tarro entre manos a comprar un galoncito-. El viejo se desubica todavía más por el desvío, pero aclarado el asunto y lleno el tanque, Humimamá le pregunta:
-Papi, ¿ud. ya sabe por quien va a votar?
El viejo suspira, y contesta con toda la rabia y la impotencia que le caben en sus años:
-Pues yo lo que sé es que es una barbaridad. Yo no voy a votar por los mariachis. Estoesunrelajounabarbaridá…
Me río en el fueguillo interno, y Humimamá también. Quiere decir que desde los años de Oduber y por las siguientes 5 votaciones que tuvo vida, mi abuela comió cuento, y que el viejo –como siempre, zorrón y astuto-, desde ese momento y hasta hoy que volcó la tortilla, siguió votando mariachi, así la HumiabuelaMaría tuviera la casa pintada y llena de trapos bien verdes.
-Bueno… ¿no nos va a decir por quien? ¿será por Ottón? –Humimamá habla en un tono de voz que sabe que Humiabuelo no oye, porque ya está medio sordo… Además es un viejo mañoso que oye solo cuando le conviene. Y ya él contestó lo que le preguntaron.
-Mami yo no creo… Ottón le llega a los jóvenes…
-Mmmm síp… Papi –la pregunta la lanza tratando de hacer el cálculo si al viejo le dará la cabeza para manejar solito el asunto, que está complicado para uno que ni se acuerda que esta es la tercera vez que vota en la misma escuela-, y usted, ¿se dio cuenta de que hay como 15 candidatos, 15 partidos, se da cuenta, 15 solo para la presidencia?
-¡Québarbaridáquébarbaridá!!!. Eso antes nunca se veía. Le digo, nunca vi yo tanto relajo. Tanto partido. Imagínese… yo ya ni sé de quién son las banderas.
Caramba pensamos las tres… y cómo le va a hacer el viejo… no reconoce los colores de las banderas y tiempo para leer todas las papeletas mientras busca donde poner la equis no le va a dar (y eso sino se pone a preguntar que dónde está la tinta para untarse el dedo)… ¿será que piensa votar en blanco o anular el voto? Mmmm… no… eso sería demasiada anarquía en él. Ha sido anárquico con su vida personal, pero jamás para lo político…
Y en efecto, una vez ahí, los miembros de mesa le preguntan al señor de saco azul cobalto, bastón y pelito blanco que si va a necesitar ayuda. Mi mamá responde desde la puerta (porque de fijo el viejo no oyó qué le dijeron):
-Yo vengo con él. Y también me toca votar aquí, si quiere me registra.
Dice ella (
porque yo estaba en otra mesa con la lill sis que votó por primera vez y votó quebrado por quien ella quiso) que solo una persona le entendió lo que quiso decir con ‘me registra’, y que por poco y la dejan pasar así no más… Ya a la par de Don Alfredo le pregunta de la manera más neutral:
-Bueno papi, esta es la papeleta de los presidentes ¿por quién quiere votar?
Genial episodio… justo en este momento Don Alfredo ve aquella papeleta tan recargada de caras y colorines, que tanto le gustan a Humo, pasa por una de sus mejores crisis de memoria centenaria revuelta y le responde con la que para nosotros es una clásica:
-¡Ah los diablos!… Por… por… ay…. ¿cómo se llama? Ay, carajo, ¿por el que ya fue presidente?…. ¿quién era?
-¿Usted quiere votar por Oscar Arias? –queda claro que mi mamá después relata todo muerta de la risa.
-Sí, por ese…. Y respira aliviado.
-Ok… entonces, ahora estamos con la papeleta de los diputados, ¿por cuál partido va a votar para diputados? – Nótese que Humimamá la pulseó a ver si Don Alfredo quebraba el votico.
-Diay… pero es que ¡yo no sé de quiénes son las banderas!!! Son muchas hija… Yo ya no me acuerdo.
-¿Pero si ud votó por Oscar Arias para Presidente, va a votar por Liberación Nacional, que es el partido de él, para diputados o piensa votar por otro?
-¿Por otro? No, yo ya no voto mariachi. Voto por Liberación. ¿Cuál es hija?
-Este papi, el verde… la bandera verde con blanco. Verde con blanco, ¿la ve? Bueno, ya esta es la última (me la imagino sofocada), ¿para regidores también va a votar por Liberación? ¿los mismos de Oscar Arias quiero decir?
-Mmmmm… los regidores… ¿los de la municipalidad? Diay…, pero si yo a los regidores ni los conozco- y añade con toda la indignación- No tengo ni la menor idea de quienes son. No voy a votar por ninguno.
Humimamá le pone los ojos cuadrados:
-Por ninguno papi ¿está seguro? ¿ni por el PAC?
-Por ninguno, ya le dije hija, Ninguno. Voto en blanco.
Y es que claro… en su mundo los regidores tenían que ir a su casa para hablar con él de sus propuestas municipales… y ya en estos tiempos de relajo galopante nadie se iba a tomar esa molestia…
Pasan estas cosas en las mesas de votación, la informalidad de un voto público vivido a través de Humimamá, y coincido con Sole acerca de las elecciones:
‘Las mesas de votación se manejan peor que una pulpería’, y de milagro –cause I still believe- es que no se hace fraude. Si no fuera porque sé que Humimamá es una mujer honesta, podría perfectamente contar que en esta historia el viejo dijo una cosa y que ella le señaló y manipuló para que marcara otra.
El voto en este país es secreto. Pero es gracias a esas fallitas del sistema, y a las maravillas de la tecnología que yo puedo hacer un incendio con el error, y enviarles esta señal de humo, clara y precisa, contándoles, gracias al testimonio de los ojos de mi mamá, que Humiabuelo, Don Alfredo Guzmán Barahona, cédula 3 de La Provence, votó verde, dos de tres.