Pasmado jamás besado S.A.

Los otros post que tengo a medio palo son posts con DA y no salen ni un poquito nada, así que vamos a darle el pase a este, es un poco por encargo (espero que no fallido).

Canta la Sirena, y dicen sus palabras que en realidad nunca le respondí al post De mis besos 1, porque nunca dije como fue mi primer besito.... Y canta nuevamente la Sirena porque De mis besos 2 recordé a un pasmado jamás besado, y ooooooh por Dios que lo confieso en estos días para la depuración del espíritu y el ayuno solidario de sardinas, es un besito que me hubiera encantado que me robaran...

Y es que ambos episodios, el primer beso y el pasmado jamás besado tienen un vínculo cercano...

En aquellos tiempos era yo una niña buena y con cara de inocencia a los 4 vientos, y obviamente que me agarró un poco tarde para los primeros besos. Mi primer besito llegó hasta que ya estaba en la U (pero defiendo mi honor, fue en el primer semestre no más, dos meses antes de ser mayordedá). Para terminar de salvar mi honor he de decir que la competencia estuvo reñida por un par de meses (el término ‘reñido’ es en mi caso muuuuy relativo, ya verán porqué). Yo creía que era cierto que quería ser arquitecta, y entre todos los cursos que matriculé estaba este taller de diseño abominable, poblado por unos 80 que creíamos lo mismo. Era realmente abominable, los proyectos eran feos, trabajar en los grupos era horroroso, grupos de 12 o hasta 15 personas ¿cómo putas se organizan 15 gentes de 18 años que en su mayoría todavía tienen la jupa en el fondillo??? Se organizaban de alguna manera...y eso bastaba en algunos casos para sacar un 50 en las repentinas (y además de todo había que multiplicar 50 por la cantidad de integrantes, y agarrarse del chongo para ponerse la nota, que debía entre cada uno tener 5 ptos de diferencia, sin posibilidad de solidarizarse con nadie y ponerse todos un 50 ¿entienden la patanada?). A mi grupo no le iba tan mal... estábamos liderados, o más bien, bajo la dictadura de dos desertores de Ingeniería Civil... dos cuasi ingenieros... sendos vejestorios de 23 y 24 añitos que nos hacían la vida imposible, sobretodo a las chicks, y nos trataban de principiantes y pollitas para abajo (que es correcto, lo éramos, pero no todos somos burros de nacimiento... 3 de los 12 que quedaban digamos...). Uno de ellos dos quiso hacer su movida inteligente: Me vio haciendo la tarea de cálculo 1 y se ofreció a ‘explicarme’ la materia. Como yo bruta nunca he sido -al menos para la mate- le devolví todos los maltratos grupales contestándole: Ay gracias M1, pero viera que yo entiendo bastante bien... bastante bien es que a la siguiente me escuchó contar que había sacado 95 en el primer parcial. Quiere decir que ya instintivamente practicaba yo el arte de fumigar indeseables. Años después, recién terminaba yo una relación y me encontré a M2, lo primero que hizo al verme fue preguntar descaradamente si yo estaba disponible (disfrazando la pregunta como un saludo para alguien más).

Los indeseables pululaban... este famoso taller de 80 nuevas creaturas, era meeting point obligado para todos los zopilotes de años superriores buscando la carnita fresca, y desde el primer día hacían su listita. Fulana, sutana, y perenceja de la mesa tal... de los van a San Quintín de la Porra, tal otra del grupo que le toca ir a Pueblillo de La Provence, en tan mesa nadie, feas todas, tal otra tampoco, puros maes... y ahí quedé yo en la lista de las de la mesa de la esquina del fondo, la que comandaban los M&M’s... (M1 y M2)

Hubo en esos meses un Atrevidojamásbesado S.A., porque más bien era muy pega y para todo andaba tratando de abrazar y toquetear a la que fuera... entonces quedó fumigado... Estaba El Peligroso, el salsero... con el que casi casi, no más entrando a la U... hasta que mis compañeros del colegio tuvieron la genial idea de que ya nos íbamos TODOS porque había que acompañar a La Correcta -que no era yo-... así que El Peligroso se quedó con sus amigotes pensando algo como: ‘esta mamitas ya se la llevan estos maecillos peleles....’

Y quedaban dos... mi compañero de dictadura, otro que había saludo huyendo de Ingeniería Civil, un tímido flaquito de 20 añitos, conversaba conmigo sorprendido de escuchar mi versión ‘¿que R. se está haciendo cura y por eso fue que se cambió de brete? ¿R.? Ay que gracioso pensarlo, si el mae se iba a echar las birrillas con uno! Mi hermano siempre me contaba cuando iba con ellos...’ Y el flaquito así iba acercándose, como el más tímido, a veces hablaba conmigo, a veces se iba con el Peligroso y los amigotes... eran medio pesados esos... había varios salidos de ese mismo colegio... sería por eso, patanes todos... pero el flaquito no... él era tuanis.

Pero era un pasmado.

El otro, pues era el de la camiseta del Pato Lucas, mi vecino de la mesa colindante, grupo visitante de Pueblillo en La Provence, que a duras penas habían logrado un 40 en las calificaciones grupales.

Como yo era nueva en todo eso, pues era bastante inútil. Y todos estos personajes no ayudaban a que yo hiciera mejor las cosas sin salir con mis novatadas. En resumidas cuentas luego de muchas habladas en las mesas, de comentarios sobre las sonadas, los pleitos entre grupos... un grupillo de gente comenzó a salir los fines de semana... grupillo que convenientemente me dejaba sola con el del Pato Lucas al menos 5 min... Había una amiga, excompañera del cole, La Correcta, que se comenzó a preocupar por mí cuando la cosa con el del Pato Lucas empezó a ser Vox Populi. Solo que era Vox Populi y no había pasado nada (era tan Vox Populi que hasta eso se sabía).

Yo era taaan pero tan nueva en la vida que no tenía ni la menor idea de como hacer para que el baboso, el del Pato Lucas me pidiera el número. Y mucho menos como hacer para que el pasmado que si lo tenía lo usara para llamarme por algo que no fuera estudio.

Todo terminó (¿o debo decir comenzó?) en que un día después de clases el del Pato Lucas me llevó al Palomar para que ‘habláramos’... Soy patética, me acuerdo que día de la semana era, que día del mes y la hora... Y sí Sirena, fue un beso babosón, pero yo lo disfruté y aparentemnte no estuve tan mal de vuelta, porque no quería creerme que fuera el primero (o sencillamente era un adulador de mierda como tantos otros). Luego del beso, ya en la parada de bus, procedió a pedirme el teléfono... Y aquello prosperó (¿prosperó?) en una relación de tres años que debió durar si acaso dos.

A la clase siguiente lo que pasó en el famoso palomar era del dominio público de los restantes 77 alumnos del taller ... así que nos toco superar 10 minutos de chiflidos (los profes llegaban dos horas tarde, así que gastar 10 min de clase chiflandole a la ‘pareja nueva’ no era para nada una pérdida de tiempo).

En ese momento para nada que pensé en él, pero imagino a mi pasmaditojamásbesado en un rincón con los ojos abiertos contemplando a los otros 77 gritones... aparentemente era el único que no lo sabía (por andar con sus amigotes de colegio fancy, sin reparar en lo evidente de los pisoe’tierra). Casi no volvió a hablar conmigo. A final de semestre por poco pierde el curso... se me acercó para contarme sus planes: irse a una privada para no perder el tiempo (¿¡paradójico no!?!!). Luego R. me contó algunas cosas de su familia, como el mensajero que aclara porqué un pasmado es pasmado y pone todas las piezas del rompecabezas en su lugar.

Hace un ratito mientras cenaba me acordé del apellido... Me preguntaba si mi pasmadojamásbesado S.A. habrá sido de esos que se casaron con la primera pasmada S.A. que se les cruzó, para tener luego un par de pasmaditos y una pancita de pasmado feliz... Sí, se me sale lo romántica, prefiero pensar que esta casado, barrigón, con hijos y feliz, a pensar que es un patético pasmado y fracasado que sigue viviendo por Tibás, pesa lo mismo y que no ha progresado ni un poquito.

Ya lo ven... c’est la vie... hoy por hoy, me inquieta más que habrá sido del flaquito, mi Pasmadojamásbesado S.A. que lo que haya sido del grandísimo Pendejo S.A., el del Pato Lucas...

Amantes, René Magritte, 1928.