miércoles, agosto 23, 2006

Sushi night for the three mammas





Así como andábamos, con el calendario al revés y la celebración traspapelada en medio de los trabajos y llamando a unas si el día nos alcanzó, esta humífera creatura convocó a la Humimother y a las Humitías Postizas, la tía Risa y la Tía Cálculos a una cena con el recién aprendido secreto del sushi. La Tía Lina también estaba invitada. Sabemos bien que ella tan vina se moría por venir a ver que era la cosa y cómo se hacía y como se comía. Pero así tenga que revolcarse de la curiosidad mientras nos pregunta y recibe solo respuestas parcas, tuvo que excusarse porque iba para la playa con sus amigotas la misma noche del viernes (sonido de ffffffffffiuhh me salvé!!).

Llega primero la tía Cálculos. Que siempre es la última en llegar… pero la Humimadre confiada en que tenía tiempo andaba entretenida comprando un quesito que no se necesitaba en el super, y su aporte vinílico a la celebración (se le había insistido en que no fuera necia y que no trajera nada… pero se entiende porqué en este hogar de Humo, donde humo fuego siempre cenizas quedan). La tía Risa vino a toda velocidad (la que permiten los buses) cruzando desde las lejanas y cálidas tierras del Oeste. Tan deprisa que una cuadra antes de llegar, bajando la cuesta se despapayó. Y cinco minutos después de llamar para notificarlo esta tocando el timbre.

Las tres han sido amigas de toda la vida. La Humimamá desde los tiempos del kinder había visto a la tía Cálculos, que siempre fue exuberante y revoltosa de personalidad (pero de un orden pitagórico tal… que ordena la refri alfabéticamente). Todas escriben con la misma letra que la maestra les enseñó a copiar hace 45 años. Todas, menos la tía Cálculos, que desde entonces la llenó de rabitos y colochos. A la tía Risa la conoce desde una vez que la Humiabuela invitó a la Risamamá a uno de sus famosos viajes a Tárcoles… en el que a los niños que iban bajo las cajas en la parte de atrás de un jeep los presentaban hasta que se bajaban y se podían ver las caras.

Son de las amigas que se han visto crecer. Que por unos años se dejaban de ver. Cuando no se han contado algo importante, era porque con solo de verse ya lo sabían. Son de las que nunca cuestionaron a la otra con preguntas incómodas que se hubieran interpretado como una violación a la privacidad. Ni siquiera de las decisiones más peligrosas. Son las dos que simplemente aparecieron ahí de visita cuando a la Tía Risa le hicieron una masectomía empezando los 80’s. Son las otras dos que nunca le han preguntado a la tía Cálculos si es cierto que le pesa saberse sin descendencia y con una reputación profesional impecable. Son las dos tías postizas que me atajaron hace un año cuando todo se cayó y pidieron perdón por no haber preguntado nunca nada. Son las tres mammas que son de azúcar… pero que aprendieron el hierro de aquellos días en que la Humiabuela fue profesora de todos.

En sus tiempos no había plata para comprar tarjetas o dijes de oro que dijeran amistad forever. Pero son las tres que parecen adolescentes de 50 años que cuando ven los divinos secretos de la ya-ya sisterhood se pelean por repartirse quien es quien y quien va a ser la viejita que ande jalando su tanque de oxígeno.

Y cuando están las tres, mi hermana y yo, callamos y reímos.

Que las historias de la mamá de tía Cálculos. Una viejita muy pero muy muy coqueta, que cada día camina menos pero que no sale del cuarto sin sus chapitas. Que tiene 20 llaveros escondidos en las bolsas de 15 sueters y pantalones diferentes, porque la viejilla mañosa está totalmente segura de que todos le quieren robar sus tesoros. Entonces usa esta dinámica (con noventa y tantos): 'A vos que te tengo confianza, te pido que me ayudés porque sé que no le vas a decir a nadie. En el ropero hay un suéter negro… pero no el cerrado, el de botones. En el bolsillo inferior derecho tiene una llave. Tomá la llave y vas a abrir la 4ta gavetita del mueble de la sala... Ahí hay dos llaveros.. pero cogé solo el de la tirita negra… el otro después te digo que abre. Con el de la tirita negra abrís la cajita, el baulito que está debajo de mi cama. Ahí hay una llavecita pequeña…' y cuando va por aquí la viejilla sigue sabiendo perfectamente qué llave abre qué, pero la hija ya olvidó que era lo que andaban buscando.

Que si no es un abuso como trabajó la tía Risa y como ahora pensionada tiene que viajar desde La Provence a las lejanas tierras del Oeste para cuidar a la nieta… pero ella dice que no es nada, que prefiere ayudar a ver a la hija contratando empleadas desconocidas, agresoras o niñeras de ninguna reputación como todas las que ella hizo pasar por sus hijas. O peor aún, recuerda con culpa (y cierta risa) lo que ella hacía allá en sus días de madre primeriza y asalariada. Se iba al trabajo y mandaba a su milagroso retoño de 3 meses con el chofer del bus que la acomodaba y la llevaba de Provence Dountoun a Provence The Suburbs donde la atajaba la abuela paterna en la última parada.

Que solitas, ellas 3, gritan y hacen más bulla que cualquiera de mis fiestas ‘multitudinarias’ y yo siento que en cualquier momento entre vino y vino va a bajar el vecino de arriba y los coreanos de al lado para tocar la puerta y preguntar si pienso alguna semana dejar de meter decenas de personas gritonas a la casa o hablar al nivel socialmente adecuado de decibeles. Que si Serrat ( y las tres babean), que la próstata, que si sus canciones cantadas por cubanos. Que si Raúl, que si Fidel, que si fue una colostomía como la del Humiabuelo.

Que con el sushi quedan encantadas (mucho danke por enseñarnos amiga en tierras escocesas). Pero todas comen con tenedor. Al cabo de mucho sushi les pica la curiosidad y empiezan a practicar… las dos tías logran llevarse un pedazo a la boca con todo y salsa de soya… Y la Humimother parece Humo cuando era niña y lloraba por su Chancho Rosa.. y se excusa como siempre, diciendo que ella es zurda y que los zurdos son torpes… y la Humisis le saca su mano que también es zurda y le explica desde su zurdez… y nada.



Hasta que finalmente les recuerda a las dos que todo fue culpa de la Niña Arbu. La Temible Niña Arbu se manifiesta casi cada vez que se reúnen. Era tan temible y abominable, que aunque era vecina, la tía Lina, que siempre fue ideática, prefería darle la vuelta a la cuadra con tal de no pagar el precio de caminar en una cómoda línea recta y toparse a la Niña Arbu meciéndose en el corredor. La niña Arbu… con cuya silla de ruedas se topó la tía Lina hace dos años en un asilo. Adulta, toda una ilustre pediatra, hasta pasada por Harvard, la Tía Lina casi sale corriendo del susto al ver escrito aquel nombre en el respaldo de la silla (si se quedó para ver.. fue solo por lo que ya sabemos… porque es una gran vina y no hubiera podido vivir con desaprovechado la oportunidad de contarle las arrugas a la Niña Arbu).

¿Qué fue aquello tan terrible que le hizo la Niña Arbu a mi mamá? Algo tan maquiavélico y temible como mi Chancho Rosa robado por Lej Policía… La Niña Arbu, que dibujaba precioso con sus tizas de colores en la pizarra, regañó a mi mamá cuando no supo copiar con precisión sus trazos y le dictó condena perpetua a cierto grado de torpeza motora fina porque era culpable de NO SABER DIBUJAR POLLITOS!!!!!

Entonces entiendo, porqué mi mamá casi llora de la emoción y el orgullo aquella vez a mis 6 años, cuando gané un super premio de preescolar con mi obra maestra:

Título: ‘Pollito’
Artista: Humo en tus ojos
Fecha: Oct 1983
Técnica: mixta, integración de materiales plásticos (cáscara de huevo picada, algodón y pintura muy amarilla en una obra de proporciones áureas)


… Ella que no sabía hacerlos, logró de algún modo vencer la genética y engendrar dos que podían dibujar pollitos de concurso….




A veces así es como se tienen que ir las noches de viernes. Entre risas, cálculos maquiavélicos, culpas añejas, recuerdos, asomos y secuelas del terrorismo pedagógico.

Y el cariño de seis manos de cincuenta y tantos, que con tal de probar que sí se puede y que no hay peor intento que el que nunca se hizo, no han dejado pasar un día sin batallar contra sus propias torpezas.




7 comentarios:

Solentiname dijo...

:) :) :)

Esas familias que no son de sangre demuestran que es más fuerte el cariño.

Nubes de día dijo...

Muchas felicidades por esa reunión, de verdad me encanté perdida en imaginar las risas de tus mammas, me gustó la foto de la mesa y sobretodo el gatito que posa tan elegante para la cámara!!
Qué rico un sushi casero!!!!

Madio dijo...

jajajaj.. que exito con el sushi y las humimamis!!!

pero lo que me dio mas risa fue el comment de Nubes jajaj.. lamento informarte que lo que esta sobre la mesa NO ES un lindo y tierno gatito.. pero tal vez una conejita!!

Denise dijo...

Jeje, qué bueno, como que las noches de sushi siempre resultan hermosas! mmmmm, sushiiiii :-)

Nubes de día dijo...

aclaro, yo estaba refiriendome a la foto #3, por si las moscas!

Cianuro se refería a la foto #1.

Saludos de todas formas!!

Ana dijo...

Jajajaja, Nubes amiga... cómo encontraste al bendito gato?? Yo busqué por horas, ya me aparecían Zumbis en las esquinas jajajajaja!!!

Pues es q el sushi tiene poderes ancestrales y hace de la velada una maravilla!

Humo en tus ojos dijo...

Sole: A veces eso importa más que la sangre.

Nubes: Tenés ojos de águila volando en las nubes!!!

Cianuro: ahora ya sabemos que cada ladrón juzga por su opinión

Denise: Verdad que son un éxito!!! Tenés que hacer una allá en Barcelona y nos contás!

Anita: se nos antoja otra vez???