domingo, noviembre 09, 2008

Poesía cierra los domingos




Está bien. Una por otra. Aquí está la mejor resbaladera del universo pampero. Y yo hoy tomé dos.




Pero siempre que paso o pasamos quiero parar a comer aquí,





solo por el nombre y por lo pintoresco. Solo que siempre hay que llegar ya, un viaje de 4 horas y media con solo 20 minutos descontados, una reunión, alguien que espera, tiempo que pasa, pasajeros que no gustan del lugar...

Hoy que se podía, estaba cerrado. Tiene sentido...


domingo, octubre 12, 2008

Corte

Posiblemente,
nunca aprendí a ser mujer de pelo largo.

miércoles, septiembre 10, 2008

La Pampa-San José; San José- La Pampa

Estoy comenzando a coleccionar una serie de personajes que solo es posible encontrarse en los buses, en estos largos trayectos que considerando las leyes de Murphy, han sido en promedio de 7 horas (La Pampa- San José, San José- La Pampa).

El que sin duda se lleva el premio es una mujer que se sentó a mi lado la vez pasada. Se montó después del aeropuerto y yo creí que era la encarnación de María Motetes. Después, como tuve 7 horas para enterarme de su vida y milagros (todo esto sin que mediara alguna solicitud mía) supe que se llamaba Olga (me guardé de preguntarle ¿Olga Motetes???).

Desde que el chofer paró le anunció: Son demasiadas maletas, le voy a tener que cobrar un recargo. Casi casi con la intención de que ella las dejara ir. Pero no, las subieron todas al maletero.

Yo me había montado en buses con gallinas, sacos de cosas, y hasta perros en el techo. Esta, si se llevó el premio a la más típica, no fue por los sacos de verduras que hubo que subir a la cabina cuando el bus pasó por las aguas profundas de Santa Cruz. Se lo llevó por su higiene bucal: En el camino se lavó los dientes dos veces, después de subirse y después de parar a comer. Ignoro como hizo, porque yo solo pude mirar al chofer, que igual de sorprendido que yo, en ambas ocasiones abrió la ventana y ventilló la cosa.

Hoy, por razones de pura logística (que al final salieron mal) me vine en un bus que es para los que no quieren tener contacto con esa Costa Rica. No tengo nada que contar. Son viajes que no saben a nada. Una fulana muy proper que se quedó en un hotel del oeste, un par de suramericanos que se quedaron en un hotel de San José, un par de mochileros israelíes, y una chica de San Pedro a la que la ruta del bus tomó por sorpresa: No mamita, los $22 no se cobran por un transporte directo de La Pampa a la UCR por la pista. Se cobran para que ellos se queden en la puerta de su hotel sin tener el espectáculo de la señora de los sacos de verdura que se lava los dientes. Es el precio de un viaje sin personajes donde todos los que pueden (los que más) llevan un iPod para no tener que oír a nadie que no les guste. Ni siquiera lo intentan con los gustos musicales del chofer.

martes, septiembre 09, 2008

Pronóstico del tiempo

I

El enojo está servido.
Blancanieves en el armario.
Rubia espera la del tic-tac.

Lo que ella ignora:
Huracán en las aguas del marinero.

Se dice, por escrito y por teléfono, que tocará las costas el próximo sábado.
Daños... sí, se esperan y bastantes.


II

Deseos:

Que Blancanieves no despierte nunca,
que una mudanza la visite mientras duerme.

Que el marinero busque puertos en otra costa.
Urge.

Que se encuentre su océano en dónde gestar su mundo.

Que ella se salve del mal pronóstico.

Que todos aborden su avión a tiempo.

jueves, agosto 28, 2008

Reconstrucción del primer vestido

Mañana se cumplen 10 años del día en que sin ninguna explicación lógica me levanté y me devolví a la casa. Sin grandes aspavientos, sin anunciárselo a nadie, se había ido con una muerte envidiable (sí, he tenido envidias, esta es una de las buenas): no se levantó más, la vida se le fue en el intento de esa mañana.

Me hubiera encantado seguírmela encontrando en el bus que yo tomaba para ir a la U y ella para ir al mercado. Ya cuando me vio más cara de grande, y por primera vez conociendo el desamor, había comenzado a contarme el primer capítulo de su historia de juventud.

Me encantaría contarle que ahora vivo acá, en su provincia de gente morena, acompañada por el Inge, que además de hermoso, valiente y cuchilla suiza, le repetiría todas las veces sus platillos.

Me encantaría que se riera conmigo si le cuento que ya entendí uno de esos "traumas" de infancia burguesa que pensaba que tenía: según yo, nunca me mandaron vestida de "guanacasteca" a los actos cívicos de la Anexión de Guanacaste. Para entender, necesité como 20 años, muchos feriados que pasaron sin el porqué y un 25 de julio que incluye un concierto en el Parque de Nicoya con Luis Enrique Mejía Godoy cantándole terapias al desencanto. Todas las que tenían mamá con tiempo llegaban ese día con su pelo largo recogido en dos trenzas, amapolas en las orejas, sandalias y enaguas de colores. Las que no, llegaban en el uniforme de siempre, y unas pocas extrañas nos salíamos un poco de la convención con el permiso de las maestras.

La primera vez, a punto de cumplir 5 años, mi mamá me llevó a la tienda La Gloria que quedaba en el Centro COmercial del SUr. Es muy posible que todo ocurriera 15 minutos antes de que cerraran: comprar un metro de tela de manta cruda y llevarme a la sección de cintas a que yo escogiera (siempre bajo cierta guía) las que me gustaban. Yo me iba a dormir y a la mañana siguente después del baño me ponía el vestido de manta al que le había cosido las cintas en diagonales, unas sandalias... y nada más... yo tenía el pelo corto, así que no se me hacía el sueño cursi de vermelo caer largo y en dos trenzas. Llegaba al kinder muerta de frío, y no faltaba un chiquillo metiche y sorompo (estilo Lej Policía) que dijera:

-¿Y ud porqué vino vestida así, si hoy había permiso para venir vestidos con un traje tí-pi-cooo?- Y sonreía bajo el dibujo de un bigote.
Yo, que había llegado preparada para responder decía:
-Soy una india chorotega. Como los indios que vivían en Guanacaste. Me lo dijo mi mamá.

Luego de la sacada de lenguas, cada uno se iba a su recreo, yo, sintiéndome parte de una minoría que sin saber muy bien de qué se trataba todo, había llegado con una versión diferente del traje típico. Tal vez no estábamos en la misma clase, pero en las miradas que cruzábamos por el pasillo y los jardines sabíamos reconocer y sentir que representábamos el otro punto de vista.

Quizás los papás y mamás de ninguno de nosotros supo nunca con exactitud cómo era que se vestían los chorotegas. Pero se lo inventaban (clichés de más o de menos). Para no tener que coser otro vestido, a los años siguientes (mientras el vestidito dio por los costados) mi mamá le cosía cintas gruesas en el ruedo y así lo alargaba. Cuando ya no dio por los costados yo no quise otro. Quise uno de LOS otros. Mi mamá no bajó la cabeza pidiendo vestidos prestados a las cuñadas que tenían hijas. Tampoco fue a La Gloria a comprar tela para uno de esos vestidos. Mi abuela, enterada del "drama" que era para mí ser de las que iban con el uniforme, apoyó con un estoico silencio. O más bien, puede ser que desde la primera vez dijera sin que yo me enterara: Vestila de india.

A lo mejor ahora reiría conmigo si le contara mis conclusiones. El vestido diferente quedó por dentro, prefiero los trajes de la diferencia aunque la opción de vestimenta implique ser minoría y eso duela cuando afuera no entienden; y en lo superfluo, seguramente en esta historia está el germen del gusto por lo distinto, que a los años cristalizó en aquella serie de comentarios y miradas provenzales que conocimos como:

"¡Ay pero que ves-ti-di-LLO ese que andás hoy!!"

lunes, agosto 25, 2008

Aquí no andamos buscando

Llueve de la manera más hermosa. Pocas veces son las que me siento cómoda si llueve afuera. Escucho y al mismo tiempo me sé (nos sé) extrañando-LOS. Nos volvemos a ver, nos damos un abrazo y nos decimos "Hacen falta los amiguitos" .

Aquí no están y los que están son extraños de otro cuento... encajan en otros rompecabezas y sus historias no se comparan en emociones y afinidades.

Mi consuelo tibio:

"No hay que buscar lo que no se ha perdido"

Ya vendrán, ya llegaremos. Ya nos veremos. Por ahora solamente estamos lejos.

jueves, agosto 21, 2008

Pasos

" A todos nos pasa, a todos nos ha pasado, un día, un día cualquiera, en cierto momento en que creemos caminar de la forma más normal por este mundo [...] nos damos cuenta de repente de que hace largo rato que hemos ido en realidad a otro sitio, que no nos encontramos donde debían llevarnos nuestros pasos".

La Vida Nueva
Orhan Pamuk


Anoto que para este caso, mis pies y mis manos ya llegaron siguiendo unos pasos, pero mi cabeza (y sobretodo mis tripas) no terminan de llegar al lugar hermoso que otros pasos les han regalado.




sábado, agosto 16, 2008

Regreso




Falta un cuarto para las cuatro de la tarde. Al día siguiente es feriado, día de la madre y yo solo pienso en cuantas ganas de irme acumulo en la tripa. Entre más regreso a San José de visita más me convenzo de cuánto extraño a las personas, a mi gente de gustos diversos, a sus otros mundos posibles siempre en construcción. Extraño las oportunidades de visitar esos mundos, de respirar los aires de lo distinto.

Me despide la ciudad con una de esas escenas macabras que cada día se vuelven más y más y más tristes y cotidianas. El tránsito se pone cada vez más pesado y lento, quedo de primera en el semáforo de La Uruca frente a la FACO. Un tipo se acerca a pedir, yo practico mi cara de la burguesa que lo ignora (¿qué más da o quita ahí al frente otra fulana que le vuelve la cara?), las ventanas están cerradas y él acerca su cara cuanto puede, se queda en silencio, pide, pide, pide. Mi mamá dice que me haga para adelante. La calle está a reventar y en el sentido contrario pasan tantos carros que la opción de brincarse el alto no existe, la que existe es la de tirarse para provocar un accidente. Aún así en un impulso de hija obediente adelanto un poco, el carro se mueve y esta persona mueve su cara sin dejar de tener mi ventana a su lado:

- ¿Qué? ¿Mi amor se lo va a saltar? ¡Vea que son cinco mil si se lo salta! A ver, dele dele, sálteselo si quiere.

Solo pienso en la eternidad que falta para que el semáforo cambie. Que el tipo es de los que estando un poco más consciente de su motriz, de fijo es de los que rompen ventanas... que a lo mejor no está tan mal como yo lo pienso y que en el asiento de atrás, tiene servidas y muy alcanzables dos carteras y si quisiera, para rematar, una computadora abierta que lleva mi mamá en los regazos.

El semáforo cambia, yo acelero y atrás de mí lo hacen otro poco. Ya habrá un siguiente que quede de primero en la fila.

De camino la pregunta regresa como un boomerang: ¿porqué era que los sapiens sapiens inventamos y nos encantamos con-vivir en la ciudad???? Ah sí... por las oportinidades, por las posibilidades, por la diversidad, porque hay más oferta de cosas que hacer... Me regreso a la escena del semáforo... regresa la pregunta... Y la respuesta es que no, definitivamente con esos argumentos no tengo suficiente para cerrar el círculo.

Salimos de la ciudad por unas razones que al menos a mí, no me van a servir cuando tenga que regresar, ¿cómo vamos a dibujar el recorrido a la inversa?

Y no es que la vida en el mundo rural carezca de escenas macabras, también aquí hay fronteras de fronteras. Pero todavía no es tan común la escena de la solidaridad yéndose por las alcantarillas.

lunes, agosto 04, 2008

Nota mental

En medio de las instrucciones y las estiradas, desde 4 paredes con espejo y ventanas cuya ubicación ignoro.

En medio de mi escepticismo y un deseo (sobre arenas movedizas) de ni volver porque cómo a MI me van a dar una clase con una voz que no está presente.

En medio de esa perturbación que da sentirse estafada, se escucha la voz que dice:

"... cuando algo le robe la paz, cuando alguien le quite la tranquilidad. Pregúntese si no es ud quien se permite convertirse en un perdedor."


Y bueno; por alguna razón, todo eso, dicho en inglés, le dio una potencia a la palabra looser, que puesto así, con esa intensidad, se me acomodó la cabeza y la mirada de los días.






lunes, julio 28, 2008

El mar de Yuyo Sapiens






De Yuyo, ya había escrito hace más o menos dos años. El año pasado nos invitó a su tercer cumpleaños. Hace poquito cumplió cuatro, y sigue creciendo en rosas y encantos. La semana pasada la trajeron a llenarse de mar y no me perdí la oportunidad de irlas a ver (a ella, y a la madre iridiscente, ahora convertida en comadreja)... bueno es un decir lo de llenarse de mar... estos hoteles familiares para descansar de la vida moderna inventan tantas cosas para distraerlos a todos de la misma vida moderna que de último en la lista se queda el amor al mar, que no tiene azulejos celestes, no tiene burbujas, ni la temperatura controlada, ni show's de payasitos, ni bailarines que ensayan sus coreografías por varias horas.


Fuimos a dar una vueltita por la playa y no pudo más que patalear y berrear. Estaba absolutamente convencida de que el agua nos iba a robar, a pesar de todas las explicaciones que su abuelita le dio; incluyendo la que le decía que no iba sola, que no solo era afortunada de que la acompañara mami, abuelita y tía Humito, sino que también la acompañaban los angelitos que la cuidaban a ella; más los angelitos que cuidaban a mami, a abuelita y a tía Humito.
Brincó y pegó todos los gritos hasta que dejamos de tocar arena y oír las olas. La explicación oficial, se basó en la nutrición y en las cantidades de azúcar que se había almorzado.

A mí no me bastó, así que ya con el panorama desde lo alto le pregunté:
-A ver Yuyito, contáme porqué es que no te gusta el mar?
Como buena princesita, me mira y responde mi pregunta con otra pregunta:

-¿Qué es eso que se ve ahí color piel?
-¿La playa?

- ¡Noooooo!!! Allá color piel...

-MMMmmmm... ¿la montaña pelada de árboles decís???

-¡Noooooo eso es café!!! Allá color piel...
-Esteee mmm... ¿la isla pequeñita???
-¡Noooooo!!! Allá color piel...

-Ah, ¿la espuma decís??? Es la espuma del mar. Es que a veces adentro del mar hay cosas y las olas también revientan antes de llegar a la playa, ¿ves?...

Me sigue mirando con dudas.

-Mirálo bien. Es hermoso. Lo que te pasa es que todavía no te has enamorado del mar.
Se queda viendo con toda la concentración que le permiten sus 4 años. -Ve: tiene todos los colores. Pedacitos azules, turquesa, verde, a veces es café porque se revuelve la arena; y a veces es tan transparente que te metés y te podés ver los pies cuando caminás.
-¿Y también es rosado???

Su mamá suelta las carcajadas. Yo respondo para no matar cualquier posible amor porque nunca tuve dudas de que ese era su color favorito:


-Bueno Yuyo, yo sé que ese es tu color favorito, nunca lo he visto muy rosado, pero estoy segura de que en el fondo del mar hay muchas cosas rosadas: corales, pecesitos y algunos bichillos.

Cuando ya me había despedido, me acordé de que sí lo he visto rosado, por ratitos, pero que si hay rosados en los mares del amanecer y en los mares del atardecer. Me puse a buscar y me encontré varias fotos que mandé para que se las enseñen... así que a lo mejor el mar por bello se gana otra admiradora.






Al mar rosa de Key West lo encontré aquí Y buscando fotitos para mostrarle a Yuyo encontré con que también hay un lago rosado en Senegal, y un lago rosa en Australia!!!

lunes, julio 21, 2008

Comodín


Todo tiene un paisaje nuevo, donde ir hacia allá ya no es ir a la casa, es ir de visita. Ir para allá ya no es paseo, es la vida. Hay un montón de fragmentos que se me quedaron perdidos en estos tres meses, pero de pronto parece que lo imposible toma formas reales. No más La Gordis, no mas modificaciones burocráticas, no más pasos adolescentes en el piso de arriba, el comodín es mío y las reglas del nuevo juego también.

A veces un destino geográfico es el mejor regalo de todos, sobretodo si se trata de encontrarse con lados de un yo que se durmieron porque La Provence era no solo provenzal, sino absorbente y aburrida.

Si me lo hubieran dicho, no me hubiera creído que era posible devolverme al punto del círculo en el que las posibilidades comenzaron, solo que los colores del fondo del círculo me gustan mucho más ahora.

Reconozco que el permiso para la locura a veces me da dolor de estómago luego de tenerlo todo tan estructurado, y a la vez me reconozco mucho más cuando me veo al espejo con la ropa que me pongo estos días.



La carta vino de aquí

lunes, junio 23, 2008

Palabras atoradas II



confiar.

(Del lat. *confidāre, por confidĕre).

1. tr. Encargar o poner al cuidado de alguien algún negocio u otra cosa.

2. tr. Depositar en alguien, sin más seguridad que la buena fe y la opinión que de él se tiene, la hacienda, el secreto o cualquier otra cosa. U. t. c. prnl.

3. tr. Dar esperanza a alguien de que conseguirá lo que desea.

4. intr. Esperar con firmeza y seguridad. U. t. c. prnl.


confianza.

(De confiar).

1. f. Esperanza firme que se tiene de alguien o algo.

2. f. Seguridad que alguien tiene en sí mismo.

3. f. Presunción y vana opinión de sí mismo.

4. f. Ánimo, aliento, vigor para obrar.

5. f. familiaridad (en el trato).

6. f. Familiaridad o libertad excesiva. U. m. en pl.

7. f. desus. Pacto o convenio hecho oculta y reservadamente entre dos o más personas, particularmente si son tratantes o del comercio.

de ~.

1. loc. adj. Dicho de una persona: Con quien se tiene trato íntimo o familiar.

2. loc. adj. Dicho de una persona: En quien se puede confiar.

3. loc. adj. Dicho de una cosa: Que posee las cualidades recomendables para el fin a que se destina.



NOTA: NO ES UN ASUNTO RETROACTIVO. A la fecha la suscrita no conoce curas o remiendos caseros que sirvan de paliativos temporales o permanentes una vez que se pierde.


Flú, flú, voló...


martes, junio 10, 2008

Palabras atoradas I

Tengo varias, pero considero que conviene comenzar por esta. Un poco de potasa vendría bien, puede que sea lo que necesite para que me discipline y regrese a este lugar.

Comencemos:

Hace días ando enojada con una palabra… y entre más la escucho, entre más la pesco entre líneas en los planes que se dibujan, entre más me saluda desde los ojos de todos ellos, más me fastidia, más me irrita, y más la quiero borrar del diccionario cuando leo estas cosas:


perfecto, ta.

(Del lat. perfectus).

1. adj. Que tiene el mayor grado posible de bondad o excelencia en su línea.

2. adj. Que posee el grado máximo de una determinada cualidad o defecto. Jesús es un perfecto caballero.

3. adj. Der. De plena eficacia jurídica.


perfección.

(Del lat. perfectĭo, -ōnis).

1. f. Acción de perfeccionar.

2. f. Cualidad de perfecto.

3. f. Cosa perfecta.

4. f. Der. En los actos jurídicos, fase y momento en que, al concurrir todos los requisitos, nacen los derechos y obligaciones.

a la ~.

1. loc. adv. perfectamente.

perfeccionar.

1. tr. Acabar enteramente una obra, dándole el mayor grado posible de bondad o excelencia. U. t. c. prnl.

2. tr. Mejorar algo o hacerlo más perfecto.

3. tr. Der. Completar los requisitos para que un acto civil, especialmente un contrato, tenga plena fuerza jurídica. U. t. c. prnl.

perfectamente.

1. adv. m. Cabalmente, sin falta, con perfección, pulidez o esmero.

2. adv. afirm. Expresa asentimiento o cabal conformidad.

Me he preguntado cómo sería la vida habiendo crecido en un idioma sin la palabra perfecta. No habiéndome amamantado con ese concepto de que tal cosa como el mayor grado posible de excelencia para algo, alguien o una situación es posible alcanzarlo con los recursos que tenemos.

A lo mejor soy solo una voz para el desencanto por los acuerdos sociales que invocan a los modelos de lo perfecto y a las escalas según las cuales las cosas se acercan o se alejan de ahí. Un sonido disonante para la desilusión hacia los dibujos de líneas perfectas, personas perfectas, parejas perfectas, familias perfectas, trabajos y trabajadores perfectos con sentimientos perfectos, planes para tener hijos perfectos que cumplen a la perfección y paso por paso los planes perfectos que para su vida perfecta tienen sus padres perfectos en un perfectamente aburrido enorme e irritante bostezzzZZZZzzZZzo.

La perfección se me hace como este estado final donde todo ya está alcanzado, acabado y no hay nada más que agregar. Creerse de todas las maneras posibles que es posible vencer la nostalgia por la perfección del paraíso perdido. Una vez alcanzada la cúspide de la perfección ¿Qué sigue? ¿Otra meta aún más perfecta –en cuyo caso la anterior queda como solo un escalón- o descender hacia la decrepitud por un barranco más o menos vertical? ¿Morir de tedio?

Prefiero pensar que en vez de vuelos perfectos, existen vuelos a destinos diversos, más altos, más cortos, más entretenidos que un llegar a un lugar donde el mapa tenía todos los puntos de la felicidad predefindos.

Que la casa no es perfecta porque siempre va a estar en construcción.

lunes, abril 14, 2008

Todos los besos, el primero





Yo sospecho que una buena cantidad de las niñas aprenden a soñar con ese día, con ese vestido, con ese sujeto y con todo ESE evento. Aprenden... es un decir, bien sabemos que los pequeños aprenden en buena medida viendo hacer a los adultos que les rodean.

A mí me rodearon adultos muy singulares. No puedo decir si fue malo o bueno lo que ví y viví, pero en tema de bodas, novias y sueños (que cursi, como un local que quedaba por mi casa) básicamente nunca vi un gran escenario a su alrededor.

Recuerdo que una vez como con 9 años una tía se casaba, y rapidito alguien me aterrizó cualquier asomo de cursilería explicandome que aquello iba a ser muy simple porque ya ella se había casado una vez por la iglesia y entonces a la segunda solo la podía casar un abogado. Así que no hubo desfiles, no hubo vestidos blancos (ni siquiera recuerdo que vestía ella como alternativa), no hubo ramos de flores. Hubo boda... pero en fin...todo el olvido que yo guardo alrededor de la única boda de la familia en años lo interpreto como el preámbulo de un gran fiasco.


Uno de mis mejores actos de fe debe ser el de la boda de mis papás. Se casaron en lo que sospecho fue una boda muy hippie en la casa de mi abuela, con una ceremonia dirigida por un cura que a la fecha es recordado con la etiqueta de comunista. Mi mamá según se dijo siempre, en un acto de autoafirmación y rebeldía se casó con un vestido de flores rojas ... del cual se conserva una exacta cantidad de cero fotos. La única prueba de cambios en el estado civil son los papeles oficiales que así lo certifican.

Mi abuela se casó alguna vez en Santa Ana en lo que debe haber sido una ceremonia muy sencilla... o estoica como fue todo en ella.

Mi tía Lina, según entiendo o quise entender, tampoco se casó (casarse así, con invitados y fiesta) sino que apareció casada un día de tantos porque tenía que irse a hacer su residencia médica a Nicoya con el novio... ahora marido.

Una buena cantidad de las primas de mi mamá fueron aterrizando con otro estado civil y sujetos de nacionalidades exóticas, conforme fueron regresando de estudiar por las calles del mundo.

La falta de fotos, me generó una cuiriosidad (perversa seguramente) por las fotos de las parejas que se asoman en las casas, justo por lo ajeno de todo el asunto.

Y así eran mis juegos con los muñecos -yo confieso sí, que he cometido varios pecados de la cultura pop, y alguna vez me reuní tardes enteras con mis amiguitas a jugar con barbies y kenes...- un espejo: la gente aparecía en el escenario muy en su vida familiar. No recuerdo que las bodas o los novios fueran tema. Es más no habían besos (¿cómo? ... con unos muñecos que tienen toda posibilidad de vida sexual anulada...)

Para rematar, alguna vez en la universidad una amiga se soñó con un matrimonio colectivo, en donde de 4 que éramos, yo acababa con el sueño cuando unos momentos antes me quitaba todo y me iba a recorrer el mundo.

Con todos estos antecedentes, en los que una boda pasa a ser, no sé, algo que ocurre como si fuera cualquier cosa y no hace falta documentarlo (para muestras mi memoria que no recuerda nada en este tema) comenzar a imaginarme en un vestido fue extraño: nadie que me conozca, ni siquiera yo misma me habría imaginado con vuelos, ramos de flores, collares de perlas y encajes que pican.

Afortunadamente, la foto del vestido perfecto existía. Y existía cerca alguien que conocía a la persona capaz de reproducirlo viendo una solo foto.

Existe también, el novio adorable que supo entender que no era posible hacer una boda siguiendo fórmulas y recetas, sino que teníamos que inventarnos las cosas, aunque a la gente le parezcan raras. Entender que yo no podía dar una invitación que dijera solo fecha lugar, hora y teléfono para confirmar asistencia, que en una invitación se le puede hacer un regalo a los invitados y que en los arreglos de flores se pueden hacer con frutas tan cargadas como las manzanas.

Existen también estos invitados despoetas (ahora anti-invitados) que miraron el papel con cara de ¿qué es esta cosa? (¿qué les costaba poner fecha lugar y hora en vez de toda esta parla?), que nunca se dieron por aludidos con el regalo o peor todavía: los que pensaron que nosotros dos funcionamos como un banco que cobra intereses y solo se puede participar a cambio de un chunche fino.

Menos mal, los más, son los invitados queridísimos, de los que dijeron que iban aunque no diera tiempo de vernos antes para entregarles el "papelito", a cambio de que lo guardáramos, para luego enmarcarlo (aun sin saber que era).

Ahora todo hace tic tac... Todo va en cuenta regresiva y mientras unos me saludan con un taaaan tan ta taaaaaaaaan, todo lo demás parece diluirse mientras el Inge y yo nos sintonizamos con el inicio mágico de este gran intento.


sábado, abril 05, 2008

Sueños de una novia en cuenta regresiva


Hasta hoy, no creía que fuera cierto que estas cosas pasaran... pero en sueños soy testigo de que a 15 días del evento, el universo se mueve y hay muchos cajones que dejar acomodados antes de que todo ocurra.


1:48 am Estoy despierta. En el departamento de arriba alguien piensa que es oportuno el momento para tomar una ducha. Abre la puerta y grita a todo galillo que no tiene agua caliente.

Me duermo al cabo de lo que calculo que es una hora.


1.

Thy, Who Shall Not Be Named me llama (guat?) y pregunta que si todavía tengo aquel plan. Respondo que sí y que se lo puedo ir a dejar a su casa. Por supuesto que el Inge me acompaña y conduce hasta esta calle que es otra y no aquella que fue, y por donde pasamos cada vez que visitamos a la Humimadre. El sujeto sale para que yo le dé el plan con los papeles que llevo en un folder y yo, me bajo del carro, vestida como cualquier día, le entrego aquello y le explico, dejátelo, no es nada. Te lo regalo. Nosotros lo íbamos a usar para la casa que queremos, pero nos decidimos por uno más grande... vos sabés, este es como sencillito, como para comenzar por lo básico. Me mira con unos ojos apocados. Se acerca para despedirse con un beso en la mejilla. El pelo corto, por muy moderno que sea el corte lo deja sin ningún atractivo para mí. Se reduce la distancia y compruebo que es exactamente como un Sansón venido a menos, se encogió incluso de estatura y yo me agacho para que pueda alcanzar.

Al inclinarme veo que llevo puestos los tacones del vestido de novia.


2.

Alguien viene a verme y me trae un folder (nadie dice que anda mi cerebro como atacado archivando cosas en estos días). Saca unos papeles y me enseña lo que recientemente le ha escrito su esposa. Me pide que las lea y le explique (es decir, que opine). ¿ Y desde cuando escribe su esposa??? No me hubiera imaginado que le daba por ahí. (¡PLOP!). No es como del tipo que escribe sus cosas. Las leo y me da mucha pena ajena. En efecto. No le sale nada bien. De viaje no es lo suyo. Son terribles. Cursis. Naive. Y dan cuenta de una mujer que se perdió de ver un montón de cosas observando y recorriendo las calles del mundo. Hay uno en particular, que en ese momento quiero memorizar para luego contar que tan terrible es... algo así como un poema muy malo lleno de inqueitudes respecto a la sexualidad y la sensualidad. Comenzando porque no entiende la diferencia... Ni una chica Cosmo en sus peores días. Trato de ahorrarme las palabras, que serían nefastas, un decirle que esas cosas solo puede escribirlas quien llegó hasta donde llegó sin observar y sin vivir nada de lo que hay que vivir para crecer. Prefiero decírselo con una mirada.

De repente la mirada se escucha, y es una voz lúcida que dice: Esto que te está enseñando no lo escribió su esposa. Lo escribió ese yo tuyo que ahora solo es una muerte. Esas son las palabras de la mujer que hubieras sido si hubieras estado para convertirte en mujer de zapatos color rosa.


3.

Las pesadillas de Bridezilla. Me levanto hoy en la mañana y me dicen que debo alistarme. Asumo que se trata de un simulacro, hasta que todos a mi alrededor pierden la noción de la realidad. Como mi vestido no está listo, llevo puesto uno que es perfectamente color blanco y que odio. Como no es el día no hay quien me peine ni me maquille, así que lo hago yo misma en un camino sin espejos. Todo es un desastre y el vestido blanco muy blanco queda manchado con sombras rosadas. Mi pelo va recogido en una cola, como no tiene el largo suficiente, se sale por todas partes. En la iglesia nadie sabe nada, no hay invitados, no hay cura que haga el rito. Alguien se da cuenta de que es la iglesia incorrecta. El Inge cae en la confusión y pregunta que porqué tanto desarreglo de mi parte. Trato de recordarles lo que dice en la invitación VIERNES, escuuuuuuuuuuuchen, Maaamiiii, Humisiiiiiis ... alguien que me de pelota, esto no puede estar pasando hoy, es un desastre leeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeaaaaaaaaann decía VIERNES 18 y es en Heredia no en Sabanilla.... Comando Marañón: jeeeeeeeeeeeelp!!!!


Despierto.

Le prometo al Inge que no vuelvo a robarme su lado de la cama porque el tampoco durmió bien. Soñó con La Pequeña, convertida en una adolescente de pesadilla, cuyos ojitos le hacían perdonarle su listado gigante de tortas en dos segundos (todo es mentira, ambos sabemos que serás hermosa cuando vengas a quedarte).

Promento que en los próximos 15 días no me vuelvo a tomar un capuchino a las 5 de la tarde.

lunes, marzo 03, 2008

Al infinito y más allá

Alguna vez tuve pocos años y entendí que habían cosas, como mis años, que eran pocos, que se podían contar. Y contaba en desorden y sabía que más allá de mi límite, el 10, al que llegaba como muchos niños de mi edad, en cualquier orden espiral, no consecutivo, le seguían otros números. Si preguntaban, contestaba muy segura que tenía 3 y que pronto cumplía 4 (aunque probablemente faltaban 10 meses), pero enseñaba 7 dedos .

Alguna vez era poco antes de pasar del 3 al 4, y quise saber más. Supe que había un número que ya eran muchos y le decían cien. Y un día escuché una palabra bien rara:

I N F I N I T \infty \,\! \infty \,\! \infty \,\! \infty \,\! \infty \,\! \infty \,\! . . .


Había que preguntar:

-Papiiiiiiii, ¿qué es el infinit
\infty \,\!\infty \,\!\infty \,\!\infty \,\!\infty \,\!\infty \,\!\infty \,\!\infty \,\!\infty \,\!\infty \,\!\infty \,\!\infty \,\!\infty \,\!?
-Es cuando ya no se puede contar más.
-¿Cuando uno aprende a contar hasta cien???
-No. Después del 100 siguen otros números.


Me habló de un tal mil. De los millones, los billones, los trillones. Y por su puesto, de la gente multimillonaria. Pero me aclaró que aún así, ellos podían contar todo lo que tenían. Pero que igual siempre iba a existir un número que seguía después y que eran tantos como las estrellas que nunca ibamos a poder contar todas porque siempre descubrían una nueva.

-Entonces ¿nunca voy a poder contar todos los números?
-Nunca. Porque nunca se acaban.
-¿Aunque vaya a la escuela y me los aprenda todos en orden?
-Nunca. No se acaban. Los números son infinitos.


Reconocerme en un universo donde la racionalidad no alcanzaba para abarcar la totalidad del neverendingless me dejó con una angustia que a la fecha permanece. La razón, o eso que quisimos llamar razón, no puede con todo. Se plantó ante mis pocos años y me dejó dicho que no iba a poder saberlotodoya. A los 3 años ese saludo del concepto de infinito se me hizo de una angustia desconocida... e infinita que me decía que yo con todo mi ser nunca iba a poder con él.

Con ese antecedente, 24 años después, debí sospechar que una relación con un tipo que se tatúa
\infty \,\! en la clavícula solo podía dejarme con el corazón partido de la angustia infinita de haber invertido mis sentimientos en un precipicio. No morí desbarrancada. Esa angustia un día no amaneció más y se fue con su infinitud lejos, muy lejos.

Aún asó, con ese mismo antecedente, con diez veces aquella edad, el infinito, en los términos racionales de la contabilidad no deja de angustiarme. Cada vez que voy perdiendo el control de mi agenda mental, comienzo a escribir listas de pendientes que odio infinitamente porque no puedo parar de anotar una cosa más que aparece y el papel ya no alcanza y se ocupa otro que primero tiene mucho campo pero luego no alcanza y se ocupa otro que...

En mi drama de obsesiva, me curan las colisiones leves con objetos inanimados (léase los golpes de la vida), mis sesiones de yoga, donde no me dan miedo las percepciones infinitas y me cautivan los valientes como buzz, que se ponen un límite más allá del infinito.



PD: y bueno, uno de los propósitos de venir a escribir este post, era curiosear y saber si alguien recuerda algo de cuando supo que el infinito existía.


martes, febrero 26, 2008

Anteojos


En un intento por abarcarlo todo con la mirada, me asomo por los lentes de unos anteojos nuevos. El nuevo par queda perfectamente horizontal. Aquellos marcos metálicos, torcidos, rayados y con colección de sentadas encima terminan sus días en una caja.


Quiero pensar que el cambio es espejo de otros cambios.

El marco negro dibuja con fuerza un límite muy claro entre lo que veo con claridad y lo que veo difuso.

Es tan fácil... que se me hace complicado ver bien!


jueves, enero 31, 2008

El lado Coca Cola de la Vida




Posiblemente yo no sea de las que rece esta noche por la unidad familiar. Pienso que lo que haya que hacer deberá hacerse, o dejarlo ir, pero no que sea cosa que venga por solicitudes divinas. Si soy mala rezadora en los términos más clásicos del asunto, es posible que sea porque estoy de acuerdo con el que dice que "si hubiera Dios nadie le rezaría para no aburrirle" (otra vez del citado Benedetti con sus hermosos haikus). Así que no aburriría a dios preguntándole porqué donde yo veía un afecto muy intenso y sólido, hay ahora dos o tres lugares más, con los que yo paso a ocupar el (des)lugar que se deja por fuera (o para usar una palabra horrible, el lugar que se sacrifica) en ese día que con o sin ese afecto va a ser especial. No voy a rezar pidiendo esas explicaciones sobre la naturaleza del cariño de los Sapiens Sapiens, porque no necesito dirigirme al cielo para que me respondan lo que ya sé: Es mentira que mis lugares se vayan a quedar vacíos, es más bien que se abren espacios para los corazones que lleguen después a acompañarme en este viaje.

Tampoco le pediría a dios una familia rosada y unida, porque me parece mucho más emocionante hacer las cosas que a alguien como ella le parecen raras (o acaso cursis); como ir a fotografiar lo que queda de mis raíces pamperas por donde alguna vez pasó parte del ADN del que un día de vas a sostener para vivir en este mundo. La herejía me da para pensar que la famosa unidad no me va a caer del cielo (y posiblemente aplastarme), pero que se hace teniendo presentes cosas como estas:

Había una vez un pueblo lleno de un polvo blanco que no tenía piedad con ninguna casa, porque siempre encontraba abierta una ventana, una puerta esquinera o al menos un huequito en el entrepiso por donde meterse a saludar a la pereza. Del polvo de aquellos años no tengo foto, pero encontré un lugar cercano, donde el polvo se debe parecer bastante a este del que hablo.


En ese lugar polvoriento, hubo una vez un invento maravilloso que un día de tantos llegó a hacer posible lo imposible y en códigos de puntos y rayas hizo que los indicados pudieran saberlotodoya. Hubo un señor de ojos hermosos y manos mágicas que aprendió a manejar el invento y con el invento supo cosas (que tal vez eran privadas). Supo ser la astucia, supo ser el sabanero. Supo de las vacas. Y supo de otros señores, no tan mágicos en un lugar que se llamó la Comandancia.

El señor mágico que aún nos late a todos por las venas subió más, como los globos que no saben del lugar en la atmósfera donde todo estalla si no se alista bien.

De lo que de verdad era su casa no tengo fotos. Tengo otras, de estos tiempos, que no son lo mismo, pero ayudan a imaginársela como era, digna y señorona, como el señor de las manos mágicas. Tan digna que era de las que a dos cuadras tenían la iglesia, en la que tal vez un día se sentó un rezador rebelde como yo. Tan señorona la iglesia que le pusieron nombre de drama: Nuestro Señor de la Agonía.

Y podrá parecer chiste de los crueles. Parecera una cosa necia. Un dolor de los malos que hacen a las abuelas arrugar la cara por el patrimonio y la sangre perpetrados. La casa del señor de manos mágicas que hubo una vez; es esta que ves, con sus detalles tan... tropicales... y su publicidad consumada en plena tarde de enero del 2008.





No podemos decir con certeza como llegó esa casa ahí. Lo que un día fueron incontables hectáreas de La Pampa con ganado, serenatas y morenas de la vida se convirtió en esta historia tan aburrida y tan repetida en el mundo de las herencias que pasan destiladas por la garganta y se convierten otra vez en polvo blanco... que a la vuelta de hoja regresa sin magia.

Una varita poderosa, nos ayudaría a verlo con la mirada del pasado: Por esa casa desfilaron tías abuelas con sus trapos perseguidores del polvo audaz que entraba por los rincones. Por esa casa supo tu abuela lo que era viajar desde las brumas con el universo a cuestas. Por esa casa mi abuela sacudió sus vacaciones y lo dejó a él que se quedara en la comodidad de su sofá de pueblo frío. Por esa misma casa, mi abuela también dejó que él se quedara más días, aprendiendo la sabana con sus pastos y a la larga, cosas más importantes como las serenatas y los besos que yo quise poner en este intento no seleccionado.


















Nota: los dibujos son míos, y en vista de que no me dieron vaca, espero que los respetables señores no se molesten ni me demanden por ilustrar mis cartas (destinadas a gente que sí entiende aunque sea con señales de humo) con los dibujos que uds no entendieron porque tal vez tenían metáforas más enredadas que aquellas que se manifiestan con el croar de ranas extintas.





Por una tarde de enero, habría que dar espacio al pensamiento de que una vez cada muuuuuchos años la Coca Cola puede tener tantas burbujas como poesía.


Sobre todo, porque hay escenarios horribles que aún no nos han alcanzado. La dueña actual del minisuper y licorera Chorotega, según dice el muchacho del mostrador, es una señora que que vive frente al parque de la Agonía.

Como había que entrar a la casa, y eso era solo comprando algo, aquí esta la foto de lo que hoy tiene dentro, de las puertas por donde se veía entrar el polvo, del suelo que todos ellos pisaron y de los helados comidos en la banca de la Agonía.





No hay en esta carta un gringo loco, caprichoso, antipoético que quiera comprarnos el pasado a toda costa y con muchos ceros la derecha. Y si luego aparece, puede que no haya nacido ni nazca nunca el alma que le acepte la oferta. Puede que esa sea una razón válida por la que debieras aprender a rezar.

Puede que un día el mundo sea una serenata y te llevemos, Pequeña, a comprar un helado al lugar donde un día fuimos solo una probabilidad de la sangre.





lunes, enero 28, 2008

Pensamientos homínidos sobre l-A-normalidad


Los Sapiens Sapiens nos pasamos parte de nuestra mona vida tratando de dilucidar, entre otras estupideces, cómo es que es eso de la conducta "normal". Desde mi poca formación en la ciencia, sospecho que habrá por ahí, especies que tienen pensamientos propios y que ya se las habrán ingeniado para comunicárselos entre ellos sin que nos demos cuenta. De lo que si dudo mucho, es que se enfrasquen por horas tratando de entender qué es lo normal y qué es la rareza.

Lo normal debería ser algo así como la práctica rigurosa del respeto a la propia esencia, un alto grado de fidelidad a nosotros mismos. Algo tan preciso como el gatismo: No hay felino raro. Todos ellos sin fieles a su naturaleza curiosa y prolija.

Pinky, mi gata, que acaba de decidir que es el momento justo de acicalarse, recién pasó 5 minutos husmeando en la bolsa de plástico que el Inge alistó con los tiliches que tiene que llevarse a La Pampa.... Pinky lo que quería al fin de cuentas pues era ayudar, informar si en la bolsa iba todo! Total, lo que quiero decir es que a nadie se le ocurriría decir que mi gata es rara, como todo gato, hace lo que tiene que hacer. Tal vez dirían que la rara es la dueña.

Quizás, lo difícil de practicar la "normalidad" sin complejos; es conocer a fondo la propia esencia, sin confundirla y sin ensuciarla.

Ahí es donde está lo más raro de todo: siendo animales, siendo mamíferos, siendo homínidos con capacidades avanzadas para el pensamiento complejo, nos cuesta el Universo entero reconocer en un espejo nuestra propia Naturaleza. Y entonces, sí que sí que nos convertimos en los bichos más raros del mundo vertebrado: a los que reúnen toda la sensatez que les existe, como para vivir en alta fidelidad con su alma, les decimos raros y la historia los manda por un barranco.




Este, mono, vino de aquí

jueves, enero 24, 2008

El aeropuerto del país de las maravillas

En mis sueños más lúcidos, yo tengo un aeropuerto donde nunca he visto un avión, porque ninguno de mis pasajeros es tan torpe como para necesitar un aparato lleno de tuercas y ruidos extraños para llegar a donde quiere.

Y como yo soy soñadora, como creo en la locura, y porque he estado ahí y he visto esos lugares donde se soplan las ilusiones descabelladas con palabras y con música, es que me consta que los levitadores existen y que su magia es poderosa.




Por ellos, todos los que saben volar y los que empiezan a hacerlo, es que siempre supe que era cierto cuando dijiste que "la cercanía no depende de cosas tan despoéticas como estar en la misma habitación".

En alguna de estas noches de luna llena paso a recogerte para irnos flotando hacia el Norte, hasta llegar unas cuadras más allá de un punto impreciso desde la puerta principal de Bellas Artes. Me debo un paseo por Oaxaca desde hace mucho, así que los dejo solos un rato (habrá mucho de que hablar).

Cuando regresemos, él nos va a tener que acompañar; ¿cómo no va a estar aquí para la fiesta que vamos a hacer en honor al fabuloso espíritu de la posmodernidad?



la ilustración de esta vez, la hizo yours truly hace algunos años cuando comenzó a tener estos sueños flotantes...

sábado, enero 19, 2008

Hermana duda




En la razón
solo entrarán las dudas
que tengan llave

Mario Benedetti, Rincón de Haikus


Olvido que soy un mamífero, una simia de sabana que hace generaciones perdió las llaves de aquel paraíso africano de inocencias.

Soy un animalito con un gran manojo de llaves, y en las noches de insomnio quedo encerrada en las habitaciones de la razón.
Mi instinto sonámbulo quisiera ir a cantar la ranchera que se escucha perdida en la madrugada. Encontrar los gritos del mono que insisten en la oscuridad de este progreso.


Noche con luna
mi razón consistente
queso con huecos


...la imagen, otra vez, vino de aquí



jueves, enero 17, 2008

Conejo blanco





Este conejo comemocos se asomó esta mañana por un agujero con forma de una tentadora secada de pelo el lunes 21 de enero a las 7 de la mañana. Lo de la secada me pareció genial desde la primera vez hace 18 días porque nunca lo pude hacer sola sin dejar un torbellino de nudos en mi cabeza y ahora además de dejármela en orden me la cepillan con amor.

Lo tremendo es que esté escrito y reimpreso tantas veces, que yo no puedo evitar ser así de curiosa y seguirlo por el agujero todas las veces. El país de las maravillas que hay detrás es tan incómodo que solo la sonrisa suspendida y misteriosa de un gato le puede dar sentido...

Ese estresito de que el tiempo transcurre rápido y es tarde me ha irritado desde la primera vez que nos vimos, alguna de aquellas tardes en las que conocía las novedades y la magia de la letra imprenta.


el retrato del comemocos, vino de este lugar hermoso

viernes, enero 11, 2008

Micromovimientos para regresar

La conclusión de fin e inicio de año es que en el 2007 fui atropellada por la vida adulta. Lo bueno es que de una u otra manera, fui atropellada por la ambulancia, y he tenido 3 semanas para recuperar y reconstruir mis propias esencias.

Lo inexplicable, desde este lugar, son aquellos simios de la PEA que usan las bondades de tener vacaciones largas para desear que llegue el día que el calendario marca como fecha de regreso al trabajo. Eso de aburrirse con "tanto" tiempo libre NO LO COMPRENDO.

La conclusión: Teniendo tiempo para acompañarse a sí mismos, para explorar los otros universos posibles, hay simios de sabana que escogen sentirse solos y por supuesto, de todas las soledades, el aburrimiento es la menos productiva.